La lasaña se encuentra entre unos de nuestros platos preferidos de pasta. No la hago con la frecuencia que nos gustaría por las calorías que contiene, aunque cada ciertos meses, no puedo evitarlo. En este caso he querido aligerarla un poco haciendo lasaña de setas.
Es verdad que lleva bechamel y los mismos ingredientes, pero haciéndola de verduras y no utilizando carne, parece que restamos un poco de "peso" al plato. Por supuesto el relleno lo podéis hacer a vuestro gusto totalmente, añadiendo o restando elementos.
En una sartén con un poco de aceite de oliva rehogamos la cebolla picada finamente y el bacon. Agregamos las setas limpias y rotas con los dedos. Subimos el fuego y salteamos un par de minutos. Vertemos el vino, dejamos evaporar el alcohol y salamos si es necesario.
Mientras hacemos la salsa bechamel echando en un cazo la mantequilla. Cuando esté derretida echamos la harina y damos unas vueltas para que se tueste. Vertemos poco a poco la leche caliente, y sin dejar de remover, cocemos unos 10 minutos hasta que espese.
Salpimentamos y añadimos nuez moscada al gusto. Para montar la lasaña colocamos en el fondo de una fuente apta para horno un poco de salsa de tomate o bechamel, encima una placa de pasta para lasaña, previamente cocida en agua con sal, un poco de bechamel, y relleno.
Repetimos la misma operación hasta llegar casi al borde de la fuente. La última capa la terminaremos cubriendo de salsa bechamel la lasaña y espolvoreando de queso rallado para gratinar. Horneamos durante 30 minutos y gratinamos durante dos. Servimos inmediatamente bien caliente.
Con qué acompañar la lasaña de setas
La lasaña de setas hay que tomarla caliente, recién hecha pero es un plato que podemos dejar medio hecho con antelación a falta de hornear. También congela fenomenal, así que normalmente lo que hago es hacer cantidad, como con las albóndigas, y de este modo tengo otra comida resuelta. Si congelamos la lasaña podemos hornearla directamente aumentando el tiempo de cocción.