Lo mejor del té helado casero es que complementa en un montón de situaciones. Es perfecto para reuniones familiares o fiestas casuales, un pícnic al aire libre o una barbacoa con amigos. También es una opción genial para presentar en cualquier evento o festival, cuando algo frío se agradece un montón. Yo, por ejemplo, lo disfruto mientras leo un libro en el parque.
Es fácil de hacer y es posible tenerlo siempre listo en la nevera, esperando para ser servido. Además, se puede dar un toque bien atractivo decorándolo con frutas frescas, hierbas aromáticas o un chorrito de limón.
Calentar el agua en una olla hasta que hierva. Retirar del fuego y añadir las bolsitas de té. Dejar reposar de 3 a 5 minutos, o el tiempo que indique el té para una infusión fuerte. De utilizar azúcar o endulzante, añadir mientras el té aún está caliente para que se disuelva bien. Remover hasta que se integre por completo.
Retira las bolsitas de té y dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Una vez frío, guardar en la nevera por un mínimo de 1 hora hasta que esté bien frío. Servir el té helado en vasos con hielo y decorar con rodajas de naranja o bien puede ser limón, lima, unas hojas de menta o frutos rojos para darle un toque especial.
Con qué acompañar el té helado casero
Un vaso fresquito de té helado es la bebida ideal para tomar a media tarde cuando aprieta el calor con unas piezas de fruta fresca o una tostada con aguacate si buscan algo más sustancioso.
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