El Ministerio de sanidad sigue con su cruzada contra la obesidad infantil, cosa más que loable, y pone en marcha un proyecto de ley, en el que entre otras cosas, se prohibirá la entrega de regalos promocionales con los alimentos.
La noticia no ha sentado tan bien a las principales cadenas de comida rápida, que defienden a capa y espada sus menús infantiles, que esconden regalos relacionados con películas de estreno o dibujos de éxito.
Otra de las medidas que promueve esta ley es la prohibición de vender alimentos con “ un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares sencillos, ya sea mediante máquinas expendedoras o en cantinas, bares o locales similares situados en el interior de los centros escolares”.
Así que se acabaron los bollos industriales en los colegios e institutos. El decreto ley también recoge que los menús de las escuelas infantiles deben especificar todos los ingredientes y los posibles alérgenos.
Sinceramente pienso que este tipo de medidas están bien, pero simplemente son complementarias a la educación que reciben nuestros menores en casa. Los padres somos los responsables de su educación y de promover hábitos saludables de alimentación.
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