Todos creemos tener una idea aproximada de qué es o no saludable, al menos en cuanto a alimentos naturales. Pero, ¿qué ocurre con los comerciales y procesados? ¿Cuándo se puede afirmar que son buenos para la salud? La definición de "saludable" es un tema complejo que ha llevado en Estados Unidos a que se pueda considerar más sano un dulce industrial que un aguacate o unas nueces. Por eso ahora se están revisando las recomendaciones nutricionales en Estados Unidos.
La FDA (Food and Drug Administration, Administración de Alimentos y Medicamentos) ha dado la razón a una compañía de barritas de cereales, denunciada por afirmar que sus productos son saludables. El problema está en las grasas y cómo ha cambiado nuestra relación con ellas. Durante décadas se consideraban poco menos que el demonio, nutricionalmente hablando, y la sociedad asumió que "lo sano" era cualquier cosa "baja en grasas". ¿Pero qué pasa con el azúcar? Es necesario reevaluar las guías dietéticas y adaptarlas a los nuevos conocimientos científicos que se tienen respecto a estos dos grupos de nutrientes.
¿Un alimento bajo en grasas es siempre saludable?
Las guías dietéticas de Estados Unidos llevan ya varios meses sometidas a revisión y se espera que pronto cambien también las etiquetas de los alimentos. Hay que adaptarlas a las nuevas evidencias científicas avaladas por expertos, y uno de los puntos clave está en las recomendaciones sobre el consumo de grasas y azúcares. Los responsables de salud del país americano se han centrado durante mucho tiempo en limitar al máximo las grasas, mientras que no se prestaba atención a los azúcares, mucho menos a los añadidos de los productos comerciales.
Por tanto, para que la FDA aceptara como "saludable" un alimento, debía contener un porcentaje bajísimo de grasas. Esto podía llevar a situaciones absurdas, como considerar que pasteles o galletas con un altísimo contenido en azúcares fueran técnicamente más sanos que un aguacate, un puñado de frutos secos o que el salmón, simplemente porque estos son ricos en grasas. Afortunadamente hoy sabemos que las grasas son necesarias para el organismo, y que además hay que saber distinguir entre la calidad de los distintos tipos que podemos ingerir.
La importancia de revisar las guías y recomendaciones
El alto consumo de azúcares es uno de los grandes causantes de los problemas de salud de los estadounidenses, especialmente obesidad y diabetes, pero no se prestaba mucha atención a ellos en las guías nutricionales. Los responsables de adaptar las nuevas directrices dietéticas han declarado la necesidad de abordar sobre todo el problema del azúcar y replantear el tema de las grasas, para poder así cambiar la definición de qué es saludable.
Puede resultarnos algo frustrante tanto cambio, con alimentos que antes se demonizaban y ahora se veneran, como el huevo. Sin embargo, es un signo positivo de avance que demuestra que no hay que estancarse en reglas fijas inamovibles. Creo que más que fijar límites de consumo o señalar alimentos prohibidos deberíamos centrarnos mucho más en cambiar los patrones y hábitos dietéticos, y procurar que la industria no engañe al consumidor lanzando mensajes confusos amparándose en la letra pequeña de la legislación.
Fotos | iStock, Pixabay
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