Cada día son más las personalidades famosas y celebrities que trascienden, más allá de lo que hagan, por su estilo de vida y su dieta. Convertido casi en interés público lo que comen o cómo lo comen, las páginas de revistas y medios se llenan habitualmente de las novedades que muchos de ellos incluyen en su día a día.
De esta manera, la revista ¡Hola! publicó que la infanta Cristina, hermana del rey Felipe VI e hija de Don Juan Carlos y Doña Sofía, ha sido una de las últimas personalidades en despedirse de la carne en sus menús.
No es la primera de la Familia Real que lo hace, pues ya era de sobra conocido que Doña Sofía, su madre, es vegetariana desde hace muchos años. Sin embargo, la infanta Cristina aún no ha llegado a ese extremo y, en su caso, ha abrazado la causa del pescetarianismo o, lo que es lo mismo, lleva una dieta pescetariana.
Como se puede interpretar por su raíz, el pescetarianismo no es otra cosa que llevar una alimentación en la que la ingesta de productos de origen animal se reduce a pescados y mariscos, además de mantener frutas, verduras, legumbres y hortalizas en el menú habitual.
También el pescetarianismo, aunque desconocemos si es el caso de la infanta Cristina, permite el consumo de productos de origen animal que no hayan exigido el sacrificio de éste. Es decir: un pescetariano puede comer también huevos, leche, quesos o miel, ya que estos productos, a pesar de proceder de aves, mamíferos o abejas, no suponen la muerte del animal para su elaboración.
No en vano, las razones por las que la infanta Cristina ha decidido hacerse pescatariana (o pescetariana) no han trascendido. Lo que sí se sabe es que las dietas ricas en pescado, dentro de un equilibrio, se suelen orientar a obtener antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos esenciales, como el omega 3 y el omega 6, estando muy vinculado el consumo de pescado a los componentes de la dieta mediterránea.
En este sentido, las dietas con una cantidad elevada de pescado destacan por ejercer un mejor control del peso, la reducción del colesterol y, con ello, una sustancial mejora de la salud cardiovascular. Del mismo modo, al contrario que otras dietas más restrictivas como el veganismo, el pescetarianismo no está excluyendo de su día a día las proteínas de origen animal.
No obstante, el pescetarianismo no es la panacea si se cometen determinados abusos y se desequilibra la cesta de la compra. No hay que excederse con el consumo de pescado azul, evitando también aquellos de gran tamaño –como los túnidos o el pez espada– por su acumulación de mercurio, del mismo modo que los mariscos, por su acumulación de purinas, tampoco deben convertirse en una barra libre.
Fotos | Gtres
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