Si hay algo que caracteriza a las dietas estrictamente vegetarianas (las que no son ovo-lacto-vegetarianaas) es el riesgo de una carencia de la vitamina B12.
La vitamina B12 o cobalamina es crucial para nuestro desarrollo y juega un papel muy importante en el desarrollo del cerebro, el sistema nervioso y la formación de la sangre. Afecta también a la síntesis y a la regulación del ADN en las células. La deficiencia de B12 puede tener consecuencias irreversibles para el sistema nervioso y para el cerebro, pero su detección es muy compleja. Su carencia también ha sido asociada a estados de psicosis o manías.
Fuentes naturales de B12
Las fuentes naturales de B12 son nuestras gran incomprendidas, las bacterias. Ya sea de forma directa, o indirecta, las bacterias son los organismos capaces de sintentizar B12. Así, los herbívoros, obtienen B12, a través de la fermentación que las bacterias hacen en el rúmen, y de ahí pasa al resto de la cadena alimentaria a los carnívoros. Aunque se puede obtener algo de vitamina B12 de fuentes estrictamente vegetales, de acuerdo a la sociedad Vegana del Reino Unido, su biodisponibilidad es muy escasa. En general, las dietas veganas estrictas deben suplementarse con fuentes de vitamina B12 procedentes de levaduras, o sintentizadas en laboratorios.
¿Sólo se puede obtener de la carne?
Os podríais estar preguntando, ¿si este elemento es tan crucial para nuestra superviviencia, cómo no hemos sido capaces de crearlo nosotros mismo? Al fin y al cabo, algunos de nuestros parientes cercanos, como los gorilas, son vegetarianos y no necesitan carne para obtenerla. Bien, lo cierto es que los gorilas también tienen carencia de B12, el cómo suplen esta carencia, os lo expicaré luego. También os podríais preguntar cómo se las apañan los mamíferos rumiantes que no comen carne. Como expliqué en el post de por qué las vacas deberían comer hierba, el motivo es que realmente son sus bacterias las que se alimentan de la hierba. Las vacas se limitan a dejarles la hierba bien masticada (rumiada) y a beberse la sopa de bacterias, que son las realmente encargadas de sintetizar el B12.
Nuestra adaptación a comer carne
En nuestro caso, en el momento en el que cambiamos nuestra dieta predominantemente vegetal por una dieta de más carnívora, nos hicimos dependientes de las proteínas animales como fuente de vitamina B12. Como todo en la evolución es una cuestión de coste beneficio. Accedimos a una fuente nutricional más densa, lo que nos permitió acortar nuestro sistema digestivo, y derivar esta energía hacia nuestro gran consumidor, nuestro cerebro.
Este fenómeno se conoce como Ley de Kleiber, que muestra la relación entre tamaño del sistema digestivo y tamaño del cerebro. A mayor tamaño de uno, menor del otro. Es decir, menos energía tenemos que dedicar a la digestión, y más podemos dedicar a “pensar”. Por supuesto, para conseguir esto, es necesario acceder a fuentes nutricionales más condensadas como las carnes y las grasas. Además, el dominio del fuego nos permitió hacerlas más digeribles y nuestro mayor cerebro nos permitió diseñar nuestros propios dientes para cazar, en forma de hachas y lanzas.
Muchos argumentan que la prueba de que no somos carnívoros es que no tenemos dientes. La realidad es que, no fue necesario desarrollar caninos, porque nuestras lanzas fueron nuestros caninos. La naturaleza es muy austera, y si se puede ahorar un diente de más lo hace. Del mismo modo el dominio del fuego nos permitió hacer digeribles partes de otros animales, como la carne magra o la grasa, a la vez que acortamos en longitud nuestros sistemas digestivos. De hecho, es más que probable que durante los periodos de las grandes glaciaciones, nuestro acceso a fuentes de alimentos vegetales, fuera muy limitada o nula. Nuestra dieta en ese caso debería haber sido muy similar a la de los actuales esquimales.
La realidad es que muy posiblemente, ya hubiéramos perdido nuestra capacidad de sintetizar B12 mucho antes. Si os fijáis, algo que nos diferencia radicalmente de nuestros primos los gorilas, es que ellos tienen una tripa considerable (ver foto), mientras que las nuestras (al menos las que no son como las de Obélix) son planas. Dónde fue a parar todo ese volúmen. Al cerebro. Se puede decir que cambiamos tripa por cabeza (me ahorraré comparaciones odiosas aquí), y nos hicimos más inteligentes que nuestros parientes, aunque a veces no lo parezca.
Bien, nosotros conseguimos la vitamina B12 de la carne. ¿Cómo se las apañan los gorilas entonces? Pues comiendo insectos (hormigas y termitas). Bueno, en realidad buscan sus bacterias y mediante coprofagia. Sí, lo siento, es muy escatológico, pero la naturaleza es muy sabia. Puesto que son capaces de sintetizarla por sí mimos, y no comen carne, salvo pequeños invertebrados, cuando se sienten carentes de B12, recurren a sus propias heces, que al estar compuestas de bacterias, sí disponen de cierta cantidad de B12.
Aplicaciones para veganos y vegetarianos
Si eres vegetariano o vegano, estarás pensando que no es cierto, que tu no tienes carencias de este tipo etc… Si realmente no tienes carencias es porque estarás tomando algún tipo de suplemento. Si no lo estás haciendo, te recomiendo que te hagas mirar tus niveles de B12 por un especialista. No pretendo asustarte, pero un estudio de la American Journal of Clinical Nutrition encontró que en 174 individuos aparentemente sanos de Alemania y Holanda, el 92% de los que seguían una dieta vegana estricta, tenían deficiencia de B12. Entre los ovo-lacto-vegetarianos 2 de cada 3 y solo el 5% de los que consumían proteínas de origen animal, tenían esta carencia (fuente).
Por otro lado, no pretendo, ni es objeto de este post cuestionar el vegetarianismo o veganismo (mi hija tiene fenilcetonuria/PKU y no puede ingerir proteínas) además, no cuestiono las razonas morales o ambientales, perfectamente respetables, que pueden hacer a una persona tomar la decisión de optar a un tipo de dieta como forma de vida.
Sin embargo, faltaría a la verdad, si no compartiera con vosotros los datos antropológicos, evolutivos y biológicos que están detrás de nuestra necesidad de comer proteínas de origen animal. De hecho, creo que compartir esta información con toda la comunidad, puede ayudar a las personas con estas dietas a ajustarlas mejor. Por ejemplo, tomando suplementos vitamínicos o incorporando algunas fuentes extra de vitamina B12 de origen animal o quizá alimentos fermentados como el miso o el tempe, aunque solo sea para mantenerse en buen estado de salud, y seguir reivindicando con toda la energía, aquellas causas ambientales o éticas que consideran oportunas.
La evolución nos ha seleccionado para comer carne o productos animales. En cuanto a la cantidad y a la calidad, es imposible saberlo con seguridad y en mi opinión, hay formas de consumir animales, no solo saludables sino respetuosas con el medio ambiente y con los animales, que no solo ayudan a mantenerlo, sino que lo mejoran.
¿Qué opináis vosotros?
Imagen vía | Por Cross Duck Por Crossroads Magazine
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