Hace un par de días un antiguo compañero del instituto fue protagonista de un episodio de españoles por el mundo. Hace ya algún tiempo decidió abandonar su trabajo como comercial, y montar una empresa de turismo rural en la selva negra alemana.
Una de las cosas que más me llamó la atención de lo que contó, fue el hecho de que los antiguos habitantes de aquella región, tuvieran varias mujeres a lo largo de su vida. El motivo de esto, es que para mantener sus casas calientes, la cocina estaba en la planta baja y además aprovechaban el humo que salía de la propia cocina, para ahumar los alimentos y aumentar su periodo de conservación.
Obviamente, esto hacía que la persona que estuviera en la cocina inhalara una gran cantidad de humo. Como os podéis imaginar, esto no es nada bueno y hacía que la esperanza de vida de esas mujeres fuera muy corta.
Esta historia, que ya no se repite allí en la actualidad, es por desgracia todavía muy común para millones de personas en todo el mundo. Justo cuando la escuché me vino a la cabeza, uno de esos proyectos que parecen insignificantes, pero que realmente pueden cambiar la vida a mucha gente. Se trata de crear hornos y cocinas eficientes y de bajo consumo para los países en desarrollo.
Impacto del humo en la salud
Se dice que realmente la lavadora ha tenido un impacto de varias órdenes de magnitud superior al ordenador en la vida de los occidentales. Este puede ser el caso de los hornos que diseña y ayuda a construir el centro de investigación Aprovecho de Oregón, USA.
Uno de los mayores problemas de contaminación y salud pública a diario y en el mundo, es el hecho de que millones de cocinas en el mundo son de carbón o de leña. Esto no sólo contamina localmente, como demostró este artículo de la revista Science, sino que además provoca la muerte de miles de niños todos los años al inhalar estos gases de combustión. Se estima que un niño en estas condiciones inhala el equivalente a 3 paquetes de tabaco al día. Imaginar.
Quizá tengamos una imagen idílica de lo que supone cocinar con fuego o una barbacoa pero hacerlo día tras día supone una pérdida de esperanza de vida muy notable. Además, las cocinas y fuegos al aire libre son muy poco eficientes desde un punto de vista energético, y obligan sobre todo a las mujeres, a recoger gran cantidad de leña y transportarla, en condiciones muy precarias. Por supuesto, esto también impacta en sus propias vidas, y en la deforestación de los entornos en los que viven.
Las cocinas y hornos de Aprovecho
Aprovecho se encarga de hacer hornos y cocinas de leña y de carbón que optimicen al máximo su consumo energético y que además emitan la menor cantidad posible de gases. En este vídeo que os pongo a continuación podéis ver un ejemplo del trabajo de esta organización:
Algo que parece tan simple como conseguir calor para cocinar los alimentos, como veis, se convierte en una tarea de ingeniería de alto nivel. No solo se trata de que sean eficientes y que minimicen los gases, sino que además, tienen que ser fáciles de construir en los países de destino. El problema, claro está, es que esta ingeniería no se paga como se pagaría en occidente una cocina de inducción de última generación. Sólo a través de cooperación internacional o las ONGs, es posible dedicar recursos a este tipo de soluciones.
Ayudar puede ser más simple
Quizá no nos parezca tan chulo como diseñar un iPhone o un ordenador de última generación, y pensemos que lo primero que hay que hacer en el tercer mundo, es dotarles de la última tecnología en forma de portátiles. No digo que no haya que hacerlo, sin embargo es muy posible que este tipo de “pequeñas” (a mi me parecen grandiosas) soluciones, tengan un impacto mucho mayor que cualquier red de datos de alta velocidad.
No olvidemos que lo que nos llegamos al paladar necesita, en la gran mayoría de las ocasiones, una fuente de energía, y que hacerlo en un entorno saludable y ambientalmente eficiente debería ser también posible para todo el mundo.
Imagen | Por xavi talleda
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