Podía ser la crónica de una muerte anunciada. Desde hace más de tres décadas, la expansión del jabalí en España ha seguido su curso sin que las administraciones hayan actuado con firmeza.
La ausencia de depredadores naturales ha facilitado una proliferación descontrolada de esta especie, convertida hoy en un problema de primer orden. Aquello que se ignoró durante años ahora amenaza de forma directa a uno de los pilares económicos del país: la industria porcina.
Con casi 9.000 millones de euros en exportaciones anuales, el porcino español representa no solo el mayor volumen de producción de cerdo en la Unión Europea, sino también el tercer puesto a nivel mundial.
Un brote de peste porcina africana en tres puntos distintos, detectado recientemente en Cerdanyola del Vallès, ha encendido todas las alarmas. Nueve jabalíes salvajes han aparecido muertos en esta localidad barcelonesa, víctimas de una enfermedad que no afecta a humanos, pero sí provoca altísimas tasas de mortalidad entre cerdos y jabalíes.
Parece mentira, pero todo podría haber empezado con un simple bocadillo. Según las primeras hipótesis, un transportista habría tirado restos de comida contaminada con el virus. El contacto de uno o varios jabalíes con esa basura habría iniciado el contagio. No se trataría de ciencia ficción: la peste porcina africana sobrevive en alimentos procesados y puede transmitirse si un animal infectado consume esos restos. A partir de ahí, basta la interacción habitual entre ejemplares salvajes para que el brote se dispare.
"Es lo que pasó en República Checa y en Suecia, así como probablemente en Italia", apunta en El Confidencial Christian Gortázar, responsable del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio). "Es la hipótesis más sensata. Además, se produce donde lo predecían los mapas de riesgo".
Hasta 15 jabalíes por kilómetro cuadrado en zonas periurbanas
En lugar de anticiparse, las autoridades han tratado ahora de aislar el problema. Se intenta que la crisis no se extienda más allá del área de Barcelona y puntos concretos de Cataluña. El temor principal es que un cierre generalizado de las exportaciones por parte de socios comerciales dañe al conjunto del país. Un escenario así podría poner contra las cuerdas a miles de granjas, cooperativas y empresas vinculadas al sector.
Lejos de quedarse de brazos cruzados, los cazadores han decidido alzar la voz. Desde hace años vienen denunciando que las trabas administrativas y el exceso de regulación han hecho casi imposible controlar las poblaciones de jabalíes. Ahora, con la emergencia sobre la mesa, reclaman un papel clave en la solución. Aseguran que no se trata de una actividad recreativa, sino de una necesidad urgente para proteger un sector estratégico.
También han alzado la voz los ganaderos por mediación de asociaciones como COAG, que han denunciado que en 30 años la población de jabalíes en España ha aumentado hasta un 550%, "mientras que el sector porcino destinaba millones de euros en cumpliendo de normativas".
En este caso, ponen el ejemplo de las zonas periurbanas de Barcelona, donde se ha dado el brote, en las que "alcanzan densidades de hasta 15 jabalíes por kilómetro cuadrado cuando la media europea sostenible es de 2-4 ejemplares". Además, insisten en que "nunca se activaron planes preventivos pese a una década de avisos de PPA en Europa".
De hecho, Europa ha publicado a través de la EFSA varias recomendaciones sobre cómo prevenir la PPA y ha insistido en que "las vallas no son suficientes". Se insiste además en que es posible necesitar mejores medidas de control de la especie, además de que hay ejemplos en los que España ya se está adaptando.
El Gobierno despliega a la UME
La enfermedad no se transmite a humanos, ni a otros animales, pero es de una extraordinaria mortalidad en el porcino.
A estas alturas, el problema ya no es solo sanitario. Las autoridades lo saben y por eso se ha desplegado a la Unidad Militar de Emergencias en la Sierra de Collserola, muy cerca del foco. Ciento cincuenta efectivos trabajan día y noche para frenar la expansión. El operativo no se limita a la eliminación de animales infectados: incluye rastreos, seguimiento de huellas, retirada de cadáveres y desinfección de las zonas afectadas.
Lo cierto es que el número de jabalíes en el país ha crecido de forma alarmante. Algunas estimaciones elevan la cifra hasta los 2,5 millones. Ya no se limitan a zonas rurales o montañosas. Se pasean por espacios periurbanos, entran en ciudades, escarban en parques, provocan accidentes de tráfico. Y ahora, además, se convierten en una amenaza directa para la sanidad animal y la economía.
Temor al bloqueo en los mercados
Desde el mundo cinegético insisten en que el descontrol actual es, en gran parte, culpa de una legislación que ha dificultado el manejo responsable de estas poblaciones. Lamentan que durante años se haya demonizado su actividad y se haya ignorado la función de equilibrio que podría haber jugado la caza bien gestionada. El tiempo les ha dado la razón, aunque sea en el peor de los escenarios.
No solo se pone en juego la carne fresca destinada al consumo interno. También están en riesgo las exportaciones, especialmente a mercados sensibles como Asia, donde la menor sospecha de contagio basta para bloquear envíos enteros. Frenar la peste porcina africana no es solo una urgencia veterinaria; es una misión económica de primer nivel.
China, de momento, acepta la regionalización del problema, pero países como Estados Unidos o en América Latina no.
Aunque países como China, primer mercado para el cerdo español a nivel mundial, admiten la regionalización, otros países asiáticos como Japón o Taiwán no lo hacen, por lo que sus mercados se han cerrado. Como también ha sucedido con los mercados hispanoamericanos y Estados Unidos.
Mientras tanto, las administraciones trabajan por recuperar los certificados de exportación. Un trabajo igualmente arduo. El porcino español, tanto en fresco como en productos procesados y curados, se exporta a 104 países, suponiendo así unos 400 certificados de los cuales hasta un 33% están suspendidos, según fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Imágenes | Drazen Zigic (iStock)
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