Y en el reloj de antaño, como de año en año… Así nos daba las uvas Mecano y así sufrimos —o gozamos— la comida de Navidad del trabajo, de amigos, del equipo de fúbol de familia o de conocidos del colegio supone un brete gastronómico que os recomendamos no organizar.
Luego, si vuestro masoquismo culinario o vuestro afán de anfitrión os puede, podéis aceptar esta tarea donde no siempre se comen perdices y somos felices, pues elegir un restaurante para una comida de Navidad no es tarea sencilla.
No lo es porque depende de cuántos seamos, de cuánto queramos gastar, de cuándo queramos hacerla o de que tengamos el mal vicio de pretender montar la cena de Navidad a escasos dos días de celebrarla, cuando ya todos los restaurantes decentes de la ciudad estén hasta arriba.
Damos por hecho que este no va a ser el problema este año, pero aún así os vamos a dar unas cuantas claves para que esta elección no sea un circo y acabe rompiendo amistades, familias, parejas o, peor aún, platos y crismas. Y no nos referimos a christmas navideños, ojo.
1. Sé sensato
Puede que no a todo el mundo de tu grupo le guste comer como a ti. O puede que no todo el mundo esté dispuesto a llegar a cierto precio. De hecho, lo más probable es que a la gente real le valga comer croquetas, un buen chuletón y una tarta de queso y no tengan intención de ir a un estrella Michelin o a un restaurante de moda.
Conoce con quién vas a la comida y elige un restaurante, tanteando siempre, que pueda ser del gusto más mayoritario posible. No te pases de finolis y tampoco te pases de tacaño, pues los dos extremos pueden tocarse y montarte un jaleo importante.
2. Cuenta con los alérgicos
Celíacos o intolerantes al gluten, alérgicos al pescado y al marisco, intolerancia a la lactosa o alérgicos al huevo, sumados al carrusel de alergias a los frutos secos, son los problemas más habituales a la hora de organizar una cena de Navidad.
En este caso, si caes en la trampa de elegir la comida de Navidad, ten en cuenta las distintas opciones alérgicas y procurar tomar buena nota de que los menús elegidos puedan tener alternativas para intolerancias.
3. Busca menús bien explicados
Es muy habitual que los menús de Navidad prometan cosas que luego no vayan a dar o que, cuanto menos, sean más ambiguas de lo que parece. Con esto nos referimos a factores como aperitivos, entrantes y explicaciones de "para compartir" que acabamos pagando y acaba convirtiéndose en una croqueta por persona o en introducir como 'aperitivo' un vasito de crema de calabaza.
Procura tener en cuenta qué entra, cómo entra y cuánto entra antes de proceder a la reserva para que luego no se convierta en un vodevil donde la gente acabe comiendo menos de la cuenta o pagando más por algo que no ha merecido la pena.
4. Negocia precios cerrados
Evita sustos y sorpresas. En parte con los menús bien explicados y en parte con los precios detallados de antemano y pautados para saber qué entra, qué no entra y que de repente no se cuelen en la mesa fueras de carta que compliquen el tiquet final.
También ten en cuenta que existe el típico amigo gorrón que espera a pagar el último día. Por este motivo también recomendamos que te cerciores de que todo el mundo haya pagado antes del día de la comida o cena porque te vas a meter en un jardín.
En cualquier caso, busca un restaurante que tenga facilidades de pago y que detalle las facturas para que no suponga un conflicto ni contigo ni con tu grupo de amigos.
5. Ten cuenta las bebidas
En todos los grupos está el amigo abstemio y el amigo que bebe por él y por todos sus compañeros y, como es evidente, tampoco es justo para la persona que apenas bebe tener que hacerse cargo de una cuenta inflada a costa del vino o del cubata del vecino. Tampoco del que llega antes al restaurante y empieza a beber metiéndolo a un fondo común.
En este caso, procura dejar claro lo que incluye dentro de las bebidas lo que vayáis a cerrar y a partir de cuándo comienza a pagarse de nuevo. Por supuesto, recomendamos que todo lo que no esté pautado (cafés, chupitos, copas…) se pague aparte y cada uno por separado.
6. Cuenta con las alternativas veganas
No entra dentro del plan de alergias, pero sí es relevante que, en la medida de lo posible, se pueda prestar desde el restaurante cierta atención a otro tipo de platos que den algo de cintura a los comensales.
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¡Ojo! no se trata de abrir la veda a que podamos marear al restaurante con "quítame esto o ponme esto" en el acto, sino de tener acordado de antemano que habrá alguna persona que no coma carne o pescado y necesite alternativas.
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