A nadie le extraña que Extremadura sea tierra de conquistadores, pues atributos contemporáneos para conquistar al viajero no le faltan. Entre las provincias de Badajoz y Cáceres, los testimonios naturales, históricos, arquitectónicos y culturales no faltan para quedarse prendados de una comunidad autónoma exuberante y completa. Por no hablar de la encantadora, y no suficientemente conocida, gastronomía extremeña.
Aunque es conveniente ir más de una vez en la vida, lo cierto es que hay maravillas de Extremadura que ver al menos una vez en la vida. Algunas seguro que ya las conocéis, pero puede que haya otras que pasen más desapercibidas y merezcan un poquito más de reconocimiento.
Como es evidente, son maravillas todas las que están, pero no están todas las que son, pues abarcar los encantos de Extremadura en una lista sería una tarea casi imposible.
De la naturaleza desbordada de Monfragüe y sus buitres negros a las ciudades medievales; de las historias de frontera a las ruinas romanas, sin olvidar las grandes catedrales y las pequeñas ermitas o sus castillos y monasterios.
1. Casco histórico de Cáceres
Edificios señoriales, una plaza mayor que parece detenida en el tiempo y, por doquier, pequeñas plazas que se van abriendo en el trazado medieval de Cáceres hacen del centro de la capital cacereña un imán ideal para viajeros de postal. Considerado Patrimonio de la Humanidad, el centro histórico de Cáceres es un museo viviente en el que se multiplican palacios nobiliarios e iglesias entre calles empedradas.
Además, se come de maravilla. No te pierdas nuestra guía sobre dónde comer en Cáceres.
2. Mérida
Imprescindible. La antigua Emerita Augusta es, aunque suene a chiste, por méritos propios una ciudad que se ha de ver cuando visitamos Extremadura y uno de esos recorridos que hacer al menos una vez en la vida. Aquí hablamos de otro viaje en el tiempo del que se conservan magníficas ruinas de arquitectura romana como el propio teatro, pero también el anfiteatro, el circo, el Acueducto de Los Milagros o el Templo de Diana. Además de eso, la espectacular Casa del Mitreo es uno de los ejemplos de casa romana mejor conservados de Europa. Todo un lujo a la vuelta de la esquina que se consolida también con herencias visigóticas y árabes para una ciudad total.
3. Zafra
Sevilla la chica recibe como sobrenombre esta población pacense. Patios, conventos y calles teñidas de encalados y albero le dan un aire andaluz a esta ciudad en el sur de la provincia de Badajoz, fundamental por su actividad comercial a partir de la Edad Media y por el famoso derecho de portazgo a través de sus murallas. Ciudad de paso donde las haya, sus caminos llevaban tanto a Andalucía como a Portugal, motivo por el que Zafra proliferó como bastión económico.
4. Parque Nacional de Monfragüe
Uno de los grandes templos de la ornitología en España se encuentra en Extremadura. Sin embargo, este parque nacional con más de 15.000 hectáreas de terreno es un paraíso natural en el que además habitan un sinfín de especies de mamíferos, incluidos acuáticos. Cruzado por los ríos Tajo y Tiétar, Monfragüe es además uno de los grandes hogares del buitre negro, del buitre leonado, así como de águilas imperiales o del cada vez más raro alimoche. ¿Estaciones predilectas para descubrir el parque? Primavera y otoño.
5. Las Villuercas
Pinturas rupestres, castañares, uno de los mejores hogares del lince ibérico… La comarca natural de Las Villuercas es, para muchos, la gran desconocida de los patrimonios naturales y culturales de Extremadura. A pesar de albergar pueblos como Guadalupe en su interior, el matiz natural de esta comarca a veces pasa desapercibida, pero es maravillosa para practicar turismo activo y senderismo, así como un turismo cultural en pueblos como Alía, Berzocana, Cañamero o el citado Guadalupe.
6. Trujillo
Cuna de descubridores como Francisco Pizarro o Francisco de Orellana, Trujillo es otro de esos pueblos que parecen detenidos en el tiempo. De trazado medieval y encaramado en una colina, que se remata por el castillo de Trujillo, pasear por sus calles es un viaje al pasado entre adoquines, construcciones nobiliarias y piedra donde destacan, además del castillo, la iglesia de San Martín de Tours y la iglesia de Santa María la Mayor.
Para los amantes de la gastronomía, nada mejor que visitar la ciudad durante su famosa Feria del Queso.
7. Real Monasterio de Guadalupe
Una de las obras cumbre del renacimiento español se encuentra en el municipio de Guadalupe, en Cáceres, aunque en ella conviven detalles del mudéjar y del gótico, pero sería a partir del siglo XVI cuando vive su particular boom. El Real Monasterio de Guadalupe tiene cuerpo de fortaleza pero alma eclesial y en él encontrarás capillas, museos y distintos tesoros que a lo largo de los siglos se depositaron aquí. Desde tapices y trabajos en oro hasta esculturas, pinturas y piezas arquitectónicas. Un lugar imprescindible, no ya de Extremadura o España, sino del mundo, que cuenta con la protección de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
8. Plasencia
No son muchas las ciudades de España que puedan presumir de tener dos catedrales y Plasencia, en Cáceres, puede hacerlo. Un dos en uno donde la catedral más antigua es de estilo gótico, adosada a la catedral 'moderna', de estilo renacentista. En el interior de esta última, además, destaca uno de los mejores retablos de toda Extremadura y la portada de la catedral, de estilo plateresco, es seguramente el mejor representante de este estilo arquitectónica en Extremadura. Todo ello redondeado con una colección prehistórica dentro de la catedral y de un archivo visitable con diferentes libros de coro.
9. La Vera
Descollada desde las estribaciones de la Sierra de Gredos, la comarca de La Vera es nacionalmente famosa por ser el hogar de uno de los pimentones más famosos de España. No solo eso. Esta pequeña comarca limítrofe con las provincias de Ávila y Toledo también conserva el encanto arquitectónico de los pequeños pueblos encalados y con artesonados de madera, tanto en sus iglesias como en las construcciones civiles. Pueblos como Aldeanueva, Jaraiz, El Losar, Villanueva o Cuacos de Yuste son perfectos para relajarse, descubrir gargantas frescas en primavera y verano y, por qué no, dejarse atrapar por una gastronomía en la que corderos y cabritos suelen llevar la voz cantante.
No lejos está el también idílico valle del Jerte, famoso por sus cerezos, que contribuyen a aumentar el encanto de la zona norte de Cáceres con tintes naturales. No te pierdas nuestro plan perfecto para pasar 48 horas en La Vera y el Valle del Jerte.
10. Hervás
No es solo que Hervás sea uno de los pueblos más bonitos de Cáceres (que lo es), sino también que es uno de los pueblos que conserva en mejor estado una judería, razón por la que reivindicar este municipio en el norte de la provincia, concretamente en la mancomunidad del Valle de Ambroz. Situado entre montañas, Hervás disfruta de un paisaje envidiable, pero también del conglomerado de edificios populares y tradicionales de la zona, lo cual lo hace uno de los mejores ejemplos de turismo rural que podemos encontrar en Extremadura.
11. Iglesia de Santa María de la Magdalena en Olivenza
Nos acercamos a la frontera portuguesa para descubrir Olivenza, que aparte de su trazado medieval también sorprendente con una inusual iglesia para hablar de España. Nos referimos a la Iglesia de Santa María de la Magdalena, una construcción erigida en el clásico estilo manuelino portugués que, posteriormente, se complementó con elementos de otros estilos como el gótico o el mudéjar. Debido a su origen luso, la iglesia presenta detalles únicos como las columnas sogueadas o la combinación de azulejería en blanco y añil con lienzo, siendo los azulejos también una forma de contar la historia religiosa en cada uno de ellos.
12. Puente romano de Alcántara
Ha llovido mucho y ha llevado mucha agua el río Tajo en los cerca de 2.000 años que lleva este puente sobreviviendo. Una de las obras cumbre de la ingeniería romana, erigido en tiempos del emperador Trajano —allá por el siglo II d.C— por el arquitecto Cayo Julio Lacer. Casi 200 metros de longitud, 58 metros de altura y seis arcos sostenidos por cinco pilas representan el testimonio de una construcción más que milenaria que, evidentemente, ha sufrido reformas y retoques bajo otros estilos a lo largo de su vida, pero que sigue siendo de origen plenamente romano.
13. Sierra de Gata
Quizás la más desconocida de las maravillas extremeñas, la Sierra de Gata, en el noroeste de la provincia de Cáceres, es un remanso de paz y naturaleza que bien merece una visita. El Parque Natural del mismo nombre es ideal para practicar senderismo, pero la zona es, además, conocida por la abundancia de pozas naturales que son una delicia para bañarse en verano. Al margen de los encantos naturales, no hay que perderse tampoco el pintoresco castillo de Trevejo y las maravillosas iglesias barrocas de sus pueblos.
Imágenes | Turismo de Extremadura / Turismo de Cáceres / iStock
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