La noticia saltó ayer por la tarde, Hacienda ha precintado el restaurante Sergi Arola Gastro de Madrid por deudas con el ente público que ascienden a 148.000 euros, más otros 160.000 a la Seguridad Social, al no aceptar el plan de viabilidad propuesto por el reputado chef.
Así, ayer a mediodía, en pleno servicio, seis agentes de Hacienda entraron al local y precintaron la bodega, la zona de coctelería y la mesa del chef (una zona VIP con vistas a los fogones), aunque según Sara Fort, jefa de sala del restaurante y mujer de Sergi, hubieran precintado todo de no encontrarse clientes comiendo en ese mismo momento.
Las dos caras de la moneda
Más allá de los detalles concretos de la operación, y antes de dar mi opinión sobre el asunto, me gustaría recalcar unos puntos que me parecen importantes:
- Sergi Arola Gastro es uno de los seis restaurantes de Madrid con dos estrellas Michelin
- Tras realizar un adelgazamiento financiero (reducir gastos), llevan un tiempo amortizando parte de la deuda a razón de 2.500 euros mensuales y por un total de 40.000 euros hasta el momento.
- El embargo se debe a que Hacienda requiere un aval para aceptar el plan de viabilidad propuesto y, al no disponer de él, prefiere embargar los bienes para cobrar su deuda.
- Sergi Arola ha participado en muchos eventos para patrocinar la Marca España, sin cobrar en la mayoría de ellos, por no decir en todos, y es un embajador de nuestra gastronomía.
Con esta información en la mano, dos son los pensamientos que me vienen a la mente, probablemente incompatibles entre sí, aunque no del todo. Por un lado, soy de aquellos que piensan que si tu modelo de negocio implica no pagarle a Hacienda durante bastante tiempo --no es precisamente una deuda pequeña--, vas a tener un problema pronto, que usar Hacienda para "financiarse" no es una buena idea. En ese sentido, la culpa última de esta situación la tiene el propio Sergi y su equipo, por no ajustarse el cinturón antes, por abarcar proyectos demasiado ambicioso o lo que fuera que ocurriese.
Ahora bien, llegados a esta situación, es decir, en la tesitura de que el restaurante de Sergi Arola, un icono de la gastronomía española dentro y fuera del país --ahora mismo es director gastronómico del Hotel W París-Opera-- tenga deudas con Hacienda, creo que podrían haber tenido en cuenta lo que cerrar su restaurante significa a la hora de estudiar su plan de viabilidad.
Porque, ¿cuántos clubs de fútbol deben dinero al erario público? Muchos, estoy seguro de que hasta los más grandes. ¿Cuántos han caído? Se pueden contar con los dedos de una mano, aunque alguno hay que ha tenido que entrar en concurso de acreedores, no he visto ningún estadio precintado, y eso que sigo el mundo del fútbol con interés genuino. Hay quien mete también a Messi en este asunto, diciendo que igualmente deberían precintarlo, pero ahí discrepo, porque lo de Messi es supuesto fraude (no declarar lo que corresponde) y lo de Arola deuda (no pagar lo que se declara) y uno va por la via judicial y el otro por la administrativa (si hay algún letrado en la sala que me corrija si me equivoco).
La gastronomía es cultura
Dicho esto, también podrían haber tenido en cuenta que, al fin y al cabo, la gastronomía es cultura, que si se gasta mucho dinero en financiar el cine español o en promocionar nuestro patrimonio, también habría que hacer un esfuerzo por la gastronomía española, aunque sólo fuera relajando las condiciones del plan de viabilidad, que es lo único que piden.
Como último apunte, solo querría remarcar que me parece un poco absurdo que si, de facto, Sergi Arola llevaba tiempo haciendo frente a esa deuda, Hacienda se dedique a cerrarle el negocio para cobrar esas deudas, sin tener en cuenta la repercusión global de esa empresa en el erario público. Porque puede que deba todo ese dinero, pero los 14 trabajadores en plantilla también tributan y cotizan, se recauda IVA, se genera actividad económica... en fin, en plena crisis, no vengan ustedes a cerrar un negocio que encima es un reclamo para nuestro país.
Ahora bien, Sergi, para la próxima, las cuentas al día, que es como funcionan bien los negocios y así nos ahorramos estos disgustos. Si es que ya lo decía mi madre, si ganas 20 y gastas 19, la cosa va bien, si ganas 20 y gastas 21, mal.
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