Viaje a Plymouth. Parte 2: Más gastronomía local y visita a Dartmoor

Viaje a Plymouth. Parte 2: Más gastronomía local y visita a Dartmoor
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Tal y como comentaba en la primera parte del viaje a Plymouth, en este segundo y último post quisiera hablar sobre la gastronomía de la zona y sobre una rápida visita que pude realizar al parque nacional de Dartmoor, para ver la zona donde se extrae el agua que se utiliza en la fabricación de la Plymouth Gin.

Esta vez debo empezar hablando sobre, la cena que pudimos disfrutar en el mismo sitio en el que nos alojamos, el lujoso hotel Pentillie Castel. Un precioso lugar situado en mitad de la campiña inglesa, rodeado de kilómetros de cuidados, jardines, bosques, lagos y brumas, dispuestos a envolver con un abrazo al visitante durante el paseo. Una auténtica puerta en el tiempo y el espacio, capaz de trasladar a un mundo ensoñación a cualquier alma romántica y curtida, desde los doce años, con novelas cuyos protagonistas se llaman Darcy, Elizabeth, Ross, Demelza o Heathcliff.

Cena formal en el Pentillie Castel

Muy acorde con el ambiente del lugar, la cena fue planteada como una cena formal y elegante, en una enorme y bien vestida mesa para dieciocho comensales, con mucho cubierto, mucho plato y mucha copa. Sobre el menú que pudimos degustar fue una mezcla entre cocina clásica internacional y algún pequeño brochazo de cocina inglesa.

Viaje a Plymouth. Parte 2: Más gastronomía local y visita a Dartmoor

Primero, en un salón contiguo al comedor, mientras esperábamos al resto de invitados y mientras Max Warner, el embajador de Plymouth Gim, nos preparaba con manos maestras un cóctel, tuve la oportunidad de degustar una serie de aperitivos al más puro estilo internacional, canapés de salmón, de queso o unas cucharillas de ensaladilla de cangrejo, entre otros.

Ya sentados en la perfecta mesa, con candelabros incluidos, pudimos degustar una cena de cuatro platos. El entrante consistió en una ensalada de mezclum, con avellanas, queso cremoso empanado y frito y una salsa ligeramente agridulce. El primer plato, encajaba perfectamente en la decoración y el ambiente en el que estábamos, una deliciosa terrina de carne de conejo acompañada por una suave mermelada de cebolla.

El plato fuerte fue solomillo de ternera al horno con salsa de setas, verduras al vapor y una pequeña tarrina de carne estofada con parmentier. La opción para vegetarianos fue un risotto de setas, también acompañado con verduras cocidas al vapor. De postre pannacotta con gelatina de frutas del bosque, crujiente de miel y macedonia.

Viaje a Plymouth. Parte 2: Más gastronomía local y visita a Dartmoor

Puedo decir que todas las preparaciones estuvieron impecablemente realizadas, con mucha maestría, consiguieron incluso una de las cosas más difíciles de conseguir en mesas con muchos comensales, que cada plato llegase en su punto de cocción y con la temperatura apropiada.

Visita al parque natural de Dartmoor

Al día siguiente y justo antes de iniciar el camino de vuelta a casa, visitamos el parque natural de Dartmoor. Allí nos explicaron que uno de los ingredientes más importantes para la fabricación de la PlymouthGin es el agua cristalina que mana de los manantiales de este precioso parque natural, que resulta ser de una pureza excepcional.

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Pudimos comprobar, en primera persona y a pesar de las tempranas horas, todo lo que nos explicaron ya que realizamos una pequeña cata de ginebra servida solo con el agua que recogíamos directamente del pequeño embalse al que pudimos acceder y un par de gotas de angostura. Resulta más que interesante la experiencia, incluso para mí que no soy una persona demasiado acostumbrada a probar ginebra a las 10 de la mañana.

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Reflexiones de vuelta a casa

En el viaje de vuelta a casa, tuve el tiempo suficiente para mirar todas las fotografías que había sacado durante el viaje y para reflexionar sobre todo lo visto, aprendido y degustado, llegando a unas cuantas conclusiones. La primera es que me tengo que poner a estudiar inglés, mi gran asignatura pendiente. La segunda es que la ginebra se parece mucho al carácter de los ingleses, al principio pueden parecer fríos y distantes pero, en cuanto estas un rato con ellos, te das cuenta que son todo lo contrario. La tercera es que he aprendido muchísimo sobre ginebra y he descubierto un mundillo que me encanta.

Y la última es que personalmente me hubiese encantado conocer, más a fondo, la cocina tradicional inglesa, que estoy segura es muy extensa y rica y que va más allá que los populares fish and chips que comimos a medio día en el restaurante del puerto, sobre todo si tenemos en cuenta que estábamos en el sur del país, donde el clima es más suave y donde se pueden encontrar sin ningún tipo de problemas productos de mar y productos de campo. De pronto me ha surgido una pregunta ¿los propios ingleses, son los primeros en desconocer su gastronomía tradicional y por eso no la promocionan?

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