Jaime de las Heras
Editor SeniorEl pollo asado es, por precio, calidad y sencillez, uno de los grandes éxitos de cualquier cocina doméstica, pero tampoco es una receta tan fácil de bordar. Al contrario de lo que sucede con otras carnes, el pollo puede quedarse más seco de la cuenta si no tenemos cuidado con la cocción.
Especialmente porque no todas las partes del pollo son igual de gruesas, jugosas o cargadas de grasa. Pocas cosas hay más desagradables que creer que tenemos un pollo perfectamente asado y luego darnos cuenta de que hay partes que se han quedado un pelín crudas.
Evidentemente, la forma más segura de garantizar que el pollo está completamente hecho es darle más tiempo o algo más de fuerza al horno, pero también nos arriesgamos a que nos quede seco.
Por eso, hay un truco que se suele enseñar en las escuelas de cocina, tal y como ha mostrado en su cuenta de Instagram el chef francés Pierre Chomet, del restaurante Ambos, en París, con una sencillísima técnica que le permite saber si el pollo asado está en su punto o todavía está un pelín crudo. Lo único que necesitamos es un palillo o una brocheta larga, así que la técnica para comprobar el punto del pollo asado es mínimamente invasiva.
En este caso, lo que hace Pierre Chomet es punzar ligeramente el muslo del pollo asado y comprobar el tipo de líquido que sale. Si sale rosa, significa que el pollo todavía no está listo. Si sale blanco, es la señal que queremos para comprobar que el pollo ya está perfectamente cocinado.
Ahora puede que os preguntéis por qué los chefs, o en las escuelas de cocina, pinchan el muslo del pollo y no otras partes más anchas, como puede ser la pechuga.
En este caso, se pincha el muslo del pollo porque, por su morfología y cantidad de grasa, suele tardar más en cocinarse que la pechuga, una parte más seca y que, por tanto, se cocina antes, a pesar de que pueda ser más gruesa que los muslos.
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