Hace un par de semanas Netflix lanzó los ocho episodios de una de sus últimas grandes apuestas, 'Stranger Things', que en pocos días se ha ganado el apelativo de la serie del verano. Se dice que es una oda a la nostalgia llena de referencias a la cultura popular de los 80, pero además nos cuenta una buena historia con grandes personajes. En realidad, lo que consigue 'Stranger Things' es llevarnos a nuestra infancia, y podemos comprender lo que sienten los americanos al ver a Eleven devorar los gofres Eggo.
Porque no hay nada como los recuerdos culinarios para despertar recuerdos de tiempos pasados. El poder de regresión que puede tener en nosotros una simple comida es sorprendente, y es fácil identificarse con esos adultos que viendo ahora la serie han recordado desayunos en familia llenos de gofres. Puede que para nosotros no hayamos crecido con ellos, pero comer un gofre nos convierte por un rato también un poo en niños. En homenaje a esa nostalgia vamos a descubrir 9 cosas que tienes que saber sobre los gofres.
1. Pueden ser esponjosos o crujientes
¿Qué es exactamente un gofre? Todos imaginamos esas masas gorditas, normalmente rectangulares, con un dibujo de rejilla resultado de la plancha en la que se cocina. Son típicos de la comida callejera y en nuestro país se encuentran muchos puestos ambulantes, estilo churrerías, especialmente en fiestas o lugares de ocio. Pero los gofres pueden adquirir muchas formas diferentes dependiendo del molde que se use, y en realidad no todos son masas levadas. Las galletas que llamamos barquillos u obleas se consideran waffles, y así podemos distinguir entre los gofres esponjosos y los crujientes.
2. Se considera uno de los dulces más antiguos de la historia
Precisamente en su origen el gofre era un dulce plano que hoy tendría poco interés. Su origen exato no está claro pero los historiadores lo sitúan en la antigua Grecia, donde se hizo popular una masa simple cocinada entre planchas de metal llamada obelios, que debía ser muy similar a las obleas de hoy en día. Su elaboración pasó a la Edad Media, cuando comenzó a tener significado religioso. Las planchas de metal se fueron personalizando con diferentes diseños simbólicos, trasladando las imágenes a las galletas.
3. Eran populares en toda Europa
Este dulce, asociado inicialmente a la Eucaristía o consumido al final de una comida como símbolo de bendición, fue ganando popularidad por toda Europa hasta que la Iglesia dio permiso a los artesanos para crear moldes a su gusto. A medida que el oficio del pastelero fue evolucionando, la masa también cambió, complicándose un poco. Se añadieron ingredientes como mantequilla, nata o miel, hasta que finalmente se introdujeron agentes levantes. En el Renacimiento ya había gofres esponjosos y surgieron los primeros moldes de cavidades profundas con el típico dibujo de cuadrícula o panel de abeja. Había nacido el llamado wafel o gaufre, como se llamó en Francia.
4. Los colonos holandeses los llevaron a América
El gofre estaba destinado a convertirse en un símbolo en Estados Unidos y llegaría en 1620 de la mano de los colonos holandeses a bordo del Mayflower. Los inmigrantes solían prepararlo como una merienda a media tarde con chocolate y té y fue ganando popularidad. Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX el término holandés evolucionó para adoptar la forma con la que se conoce hoy en el mundo anglosajón, waffle. Thomas Jefferson conoció este dulce en su estancia en Europa y se trajo una plancha de gofres desde París en 1789. Comenzaron a hacerse muy populares entre la población estadounidense y eran comida habitual en los campamentos de la Fiebre del Oro.
5. Han revolucionado el desayuno en EEUU
Fue gracias a la expansión de la comercialización cuando los gofres ganaron verdadera fama en todo el país, a finales del siglo XIX. En 1864 se patentó la primera plancha oficial y en 1889 salió a la venta la primera mezcla prefabricada para prepararlos, bajo el nombre Aunt Jemima -también se lanzó una de tortitas-. El gran apego de los americanos por sus gofres en el desayuno había comenzado, la relación se hizo aún más estable cuando se lanzó a la venta la primera gofrera eléctrica. Hoy es un aparato básico en muchos hogares y existen de muchas gamas, precios y aspectos diferentes.
6. Los gofres Eggo son un icono popular
Los hermanos Dorsa, de California, crearon en 1953 los primeros gofres precocinados congelados y no tardaron en ganarse el favor de los consumidores. La gran ventaja que ofrecían era su facilidad de preparación, ya que no obligaba a tener una plancha o aparato especial y solo se necesitaba calentarlos unos instantes para disfrutar de un gofre como recién hecho. Inicialmente los llamaron Froffles, pero se ganaron el apelativo popular de eggos por su característico sabor a huevo, así que los rebautizaron en 1955. En 1968 la compañía Kellogg's adquirió la marca y pronto relanzó los gofres con el ya mítico lema Leggo my Eggo.
7. Existen muchas variedades por el mundo
Más allá de las variantes crujientes de barquillo, que incluyen también las galletas tipo Stroopwafels, lo que nosotros conocemos como gofres también presentan muchas variantes según el país o la región donde se elaboren. El gofre belga se caracteriza por su forma rectangular, sus grandes cavidades y su consistencia más ligera y crujiente en el exterior. Los flamencos o Gaufres à la Flamande son una especialidad del norte de Francia y siguen una receta que se remonta al siglo XVIII. La versión americana suele usar levadura química o bicarbonato, son menos gruesos y más densos, y casi siempre se toman en el desayuno con sirope de arce, mantequilla, chocolate, fruta, bacon e incluso pollo frito y salsa de carne. También hay variantes en Asia, como los típicos semicirculares de Hong Kong o los Pandan de Vietnam, con leche de coco y un típico color verdoso. En Escandinavia suelen tener forma de corazón.
8. Los gofres de Lieja son los más famosos
Preferencias personales aparte, los gofres de Lieja son probablemente los más famosos y apreciados en todo el mundo. Son más pequeños y su acabado más irregular, sin la típica forma de rectángulo perfecto. Su masa es más densa y más dulce, también más compleja de elaborar, similar a un brioche, se aromatizan con vainilla o con canela y se preparan con azúcar perlado. El acabado final es lo más característico, ya que es precisamente ese azúcar perlado el que al derretirse en la plancha le da su inconfundible toque caramelizado. Tradicionalmente se sirve solo, aunque hoy en día se puede añadir azúcar, siropes, frutas, chocolate o nata.
9. El 24 de agosto es el Día del Gofre
Precisamente este mes es cuando se celebra en Estados Unidos el National Waffle Day, el Día del Gofre. Se conmemora la fecha de la patente de la primera gofrera de hierro comercial y es un motivo como otro cualquiera para festejar la pasión que sienten por sus queridos gofres, todo un ejemplo de comfort food y asociado a recuerdos infantiles. Hoy en día mucha gente de todo el mundo se ha unido a la celebración, y es que cualquier excusa es buena para darse un capricho como unos buenos gofres, dulces o salados, al estilo belga, francés o americano.
Al estilo belga o al americano, más crujiente o más esponjoso, con acompañamiento dulce o salado; sea como sea, un buen gofre puede ser toda una delicia con la que es fácil sentir que volvemos a la infancia. No sé cómo será el sabor de los Eggos que tanto gustan a Eleven en 'Stranger Things', pero la verdad es que yo tengo un buen recuerdo de mi niñez asociado a la primera vez que probé un gofre. ¿Cómo os gustan a vosotros? ¿Cuál sería vuestro desayuno nostálgico de la infancia?
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