Durante décadas, las cocinas españolas han vivido rodeadas de las mismas encimeras de siempre: granito oscuro, mármol jaspeado y laminados que imitaban madera o piedra con mayor o menor fortuna.
Eran materiales fiables, casi inevitables, que formaban parte del paisaje doméstico igual que los azulejos blancos o las campanas extractoras ruidosas. Con el tiempo, sin embargo, muchos de estos acabados han empezado a quedarse cortos frente a las nuevas necesidades: más resistencia, menos mantenimiento y un aspecto que acompañe a cocinas cada vez más abiertas al salón.
Pero el cambio de tendencia se ha impuesto: hoy en día las cocinas están cambiando de piel y el gran protagonista de 2026 ya no será el mármol o las piezas de granito o laminados, sino que será la piedra sintetizada, un material que deja atrás las encimeras tradicionales y que se impone por su durabilidad, su aspecto limpio y su capacidad para adaptarse a cualquier estilo sin perder resistencia.
Alta resistencia
Lo interesante de este material es cómo combina estética y funcionalidad. La piedra sintetizada se fabrica a partir de minerales naturales sometidos a altas temperaturas y presión, lo que da como resultado una superficie extremadamente compacta, sin poros y mucho más estable que los materiales que han dominado las cocinas durante décadas. No se mancha con facilidad, no absorbe olores y soporta temperaturas altas sin sufrir.
Esa resistencia explica por qué tantas reformas están apostando por ella. Frente a las encimeras clásicas que pueden rayarse, decolorarse o marcarse con el uso, la piedra sintetizada mantiene su aspecto durante años incluso en cocinas con mucho trote. Para familias, aficionados a la cocina o espacios de diario, es un alivio no tener que vigilar cada golpe o cada sartén caliente.
En términos de diseño, también representa un salto interesante. La tecnología actual permite reproducir vetas que imitan mármoles muy finos, acabados mate que encajan con cocinas minimalistas y colores uniformes que amplían visualmente el espacio. La tendencia más fuerte es la de los tonos claros y los acabados suaves que aportan serenidad sin quitar carácter.
Además, la piedra sintetizada permite algo que los materiales más tradicionales no siempre lograban: continuidad estética. Al no tener poros ni irregularidades, las juntas se reducen al mínimo y las superficies parecen casi esculpidas, una característica muy buscada en cocinas modernas donde la limpieza visual es clave.
Fácil mantenimiento
Otro motivo de su éxito está en el mantenimiento. Mientras que el mármol requiere cuidados específicos y el granito puede absorber líquidos si no se sella bien, este material solo necesita agua y jabón. Para quienes buscan una cocina bonita pero sin complicaciones, es una ventaja evidente.
También empieza a verse en paredes, islas completas y frentes de trabajo, creando espacios más integrados y homogéneos. Esa versatilidad es uno de los argumentos que explican su popularidad en estudios de arquitectura y reformas: permite diseñar cocinas donde todo fluye sin saltos visuales.
2026 apunta, por tanto, a un cambio de paradigma. No se trata de sustituir lo de siempre por capricho, sino de adoptar materiales que acompañan mejor el ritmo de vida actual, que requieren menos cuidados y que aportan una estética más equilibrada. La piedra sintetizada no es una moda pasajera, sino una evolución lógica en la forma de entender la cocina contemporánea.
Foto | Pexels / Ikea
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