Los baños pequeños están dejando de ser aquellos cuartos olvidados que sobrevivían con soluciones mínimas. Los interioristas José Manuel Fernández y Gerardo Malo explican que la vivienda contemporánea empieza a darles un papel más relevante, tanto a nivel funcional como estético. Esta evolución no responde a una moda pasajera, sino a una nueva lectura del espacio doméstico.
Según apuntan, la tendencia ya no es reducirlo todo a lo esencial, sino proyectar baños pequeños que parezcan (y sean) completos, agradables y bien iluminados. Las viviendas urbanas demandan espacios que sirvan para desconectar, aunque midan pocos metros.
Esto ha llevado a diseñadores a replantear distribuciones, materiales y zonas de almacenaje, buscando que cada centímetro sume sin perder el carácter del conjunto, explican a El Mueble.
Adiós bañeras
Uno de los cambios más notables es la decisión de muchos propietarios de eliminar bañeras en favor de duchas amplias y cómodas, incluso en estancias reducidas. Los interioristas explican que esta elección libera superficie visual, mejora la accesibilidad y permite introducir soluciones más eficientes.
Las mamparas transparentes, los perfiles minimalistas y los platos extraplanos contribuyen a aumentar la sensación de ligereza, algo que transforma el uso diario.
Iluminación, la clave
En paralelo, la iluminación se ha convertido en un recurso central. Los estudios de interiorismo están apostando por apliques cálidos, LED regulables y espejos retroiluminados que expanden visualmente el baño. Fernández y Malo señalan que estos elementos aportan profundidad y ayudan a crear una atmósfera más amable, lejos de la frialdad que solía asociarse a los baños más pequeños.
El almacenaje también está viviendo una evolución decisiva. Los módulos suspendidos, las hornacinas integradas y los muebles compactos permiten ganar orden sin sacrificar movimiento.
Los interioristas destacan que una buena planificación evita el desbordamiento visual, algo imprescindible cuando se trabaja con pocos metros. La clave es evitar que los objetos se acumulen, un desafío similar al que la estilista Mar Gausachs menciona en sus recomendaciones sobre cocinas.
Fernández y Malo subrayan que, igual que ocurre en esos otros espacios, los frentes limpios y las líneas continuas ayudan a dar calma al conjunto. Materiales como la piedra sin juntas, los porcelánicos de gran formato o los microcementos aportan continuidad y reducen interrupciones visuales. En baños pequeños, estos recursos ofrecen una sensación más amplia sin renunciar a personalidad.
Detalles decorativos
Otro aspecto que explican es la importancia de introducir detalles decorativos bien pensados. Plantas que soportan humedad, pequeñas esculturas, láminas discretas, tramados en paredes o textiles de calidad pueden elevar el ambiente sin saturarlo. Los interioristas advierten que el objetivo no es llenar, sino acompañar: un baño pequeño puede resultar sorprendentemente acogedor si se combinan piezas con criterio y buena iluminación.
El resultado es un nuevo paradigma: los baños pequeños ya no se entienden como espacios residuales, sino como parte central de la vivienda. Los interioristas coinciden en que seguirán ganando protagonismo, porque se han convertido en lugares donde empieza y termina la rutina diaria. Reformarlos con atención, añaden, no es una cuestión de moda, sino de bienestar y uso real.
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