Todo vale cuando se trata de elaborar el mejor vino, el caldo más cuidado y de mayor calidad. Aunque la producción sea exigua, acercarse al vino perfecto es el objetivo de quien se lanza a la aventura de realizar vinos de garaje, caldos elaborados en sitios minúsculos (del tamaño de un garaje, por ejemplo), con aparamenta pequeña y con viñedos que no han de ser de reconocido prestigio, aunque sí es recomendable que sean ancianos.
Se cuidan los detalles hasta el infinito: se despalillan las uvas a mano, se llegan a cubrir los viñedos para evitar el exceso de lluvia... y la producción es exigua, evidentemente, pero de altísima calidad.
El mensaje del vino de garaje es que no es necesario tener unas instalaciones monstruosas para elaborar un vino único, sino que con medios modestos, conocimiento y cuidado se puede crear arte a partir de uvas seleccionadas. El precursor de esta idea fue el argelino afincado en Burdeos Jean Luc Thunevin, pero la idea se ha extendido a otros paises fuera de Francia. En España tenemos el Pingus, sin ir más lejos, seguramente el vino más caro que se elabora y vende en nuestro país y cuya calidad lo ha colocado en la mente de los más codiciosos amantes del vino del mundo.
El precio de estos vinos de garaje es a veces disparatado: su escasa producción ha desatado la especulación y hoy día sólo están al alance de unos cuantos.
En general son vinos concentrados, equilibrados, finos y elegantes. Un auténtico gustazo para el paladar, pero una pesadilla para el bolsillo.
Mas Información l Revista Sibaritas-Guia de Bodegas y Vinos de La Rioja