La semana pasado tuve la oportunidad de compartir una gran velada entre bloggers gastronómicos en la segunda jornada de Tapas&Blogs. La reunión tuvo lugar en La Cruzada, una taberna con solera situada muy cerca de la madrileña plaza de Oriente, donde pudimos realizar una cata de tres vinos maridados con tres tapas de la casa.
Esta fue mi primera cata de vinos, un terreno totalmente desconocido para mí, que aún a riesgo de que suene mal, diré que el vino me gusta beberlo, siendo incapaz de analizarlo con el detalle que merece. Pero para ayudarnos y guiarnos, Javier, el sumiller de la casa, nos ofreció un paseo por los tres vinos aderezado con mucha información sobre ellos.
El primer vino que catamos fue un Frontaura Crianza 2005 D.O Toro. El de Toro es un vino potente, con cuerpo y estructura, con una buena acidez necesaria para maridar con el milhoja de berenjena, calabacín, tomate y parmesano. El queso se ha tomado como punto de partida del maridaje, pues al tener un sabor contundente necesita de un vino también rotundo, con acidez suficiente para refrescar el paladar.
Sobre el milhoja, comentar que no estuvo a la altura del vino, se hacía muy difícil de comer con las manos, ya que la base estaba formada por un trozo de pan de un diámetro inferior al del resto de ingredientes, haciendo que cada mordisco lo fuera descomponiendo, no pudiéndolo acabarlo de manera mínimamente elegante ni disfrutar de su degustación.
Pasamos al segundo vino, un Pesquera Reserva 2001 D.O Ribera Del Duero con el que nos entretuvimos aprendiendo a distinguir la lágrima, descubriendo los no iniciados como esta marca la densidad del vino. Javier dirigió una cata muy interactiva, con muchas preguntas que estimulaban nuestra participación, y así entre todo fuimos descubriendo los aromas que guardaba este vino. Tras cuatro tragos cortos y rápidos, descubrimos el sabor a madera vieja que predomina en este Pesquera.
La tapa escogida estuvo muy acertada en mi opinión, una tosta de tortilla de patata con cebolla caramelizada ligeramente poco cuajada en su interior que estaba deliciosa. Una demostración de cómo un clásico bien hecho pude superar a muchas innovaciones culinarias.
El tercer vino, un Remírez de Ganuza, Rioja de 2002, fue el que más me gustó. Y una de las similitudes que hizo Javier sobre su sabor me hizo sonreír: piruletas y caramelos, muy acertada comparación.
La hamburguesa de steak tartar fue una tapa contundente, que me costó entender, le faltaba algo. Más tarde comprendí que fusionar un plato crudo, como el steak tartar con uno caliente, como la hamburguesa, no es fácil, pues se necesita un punto de calor que cuando llegó a nuestras bocas había desaparecido, presentándose completamente fría, con la carne demasiado compactada y sin los aliños típicos del steak; eso sí, con un potente sabor a carne cruda.
Para acabar brindamos con Amber Rouge, un espumoso con oro como broche final a la reunión, en la que comimos, bebimos, catamos y charlamos en muy buena compañía.
Taberna La Cruzada
Tapas, vinos y carnes. Calle Amnistía nº 8 28032 Madrid 91 548 01 31
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