Quien crea que julio es solo mes de recogida no ha explorado el arte de la siembra tardía. Aunque las temperaturas aprieten, el huerto aún tiene margen, y no poco, para seguir produciendo nuestros alimentos.
Lejos de ser un mes perdido, julio ofrece una ventana clave para planificar la despensa de otoño, esa que se llena con productos ricos saludables y llenos de sol del verano.
Algunas verduras necesitan poco tiempo para crecer, y otras aguantan bien el calor inicial y la bajada de temperaturas de septiembre con resistencia admirable. Sea como sea, es época de seguir cultivando.
Espinacas
Las espinacas, por ejemplo, son una opción estupenda: germinan rápido, toleran sombra parcial y se adaptan con facilidad sorprendente al cambio de estación que estas van a registrar.
Rábano
El rábano es otro clásico de siembra rápida: en menos de un mes puedes recolectarlos, y su sabor picante se vuelve intenso característico con el frescor otoñal. Son geniales para las últimas ensaladas antes de que el frío invernal invada los hogares. Podemos disfrutarlos todo el otoño.

Acelgas
Las acelgas se comportan igual de bien: crecen rápido y toleran los primeros fríos, dando cosechas tiernas coloridas que alegran cualquier plato. Además, son perfectas para los guisos otoñales.
Lechugas
También es buen momento para sembrar lechugas de ciclo corto. En semisombra y con riego constante, su crecimiento será constante equilibrado. Toda clase de variedades responden a esta época.
Zanahorias
Si prefieres raíces, prueba con zanahorias o remolacha. Solo necesitan un suelo mullido y algo de paciencia para desarrollarse sanas jugosas.
Coles
Las coles y brócoli también se pueden empezar en julio en semilleros: trasplantadas en agosto, llegarán perfectas a octubre, listas para cosecha generosa.
Cultivar en julio es un acto de previsión que no solo llena el huerto, sino también la cocina, asegurando verduras frescas otoñales sin pasar por el súper.
Foto | Helena Lopes y Wendy Wei
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