Los zumos, a pesar de no ser un sustituto de la fruta natural, continúan siendo un producto de consumo habitual en el hogar y que también puede tener cabida en una dieta saludable. Un zumo casero siempre será más sabroso y probablemente más sostenible, pero no se puede negar la comodidad del formato envasado listo para tomar. Ahora bien, quizá no nos hemos planteado cuánto tiempo puede durar abierto en la nevera de casa.
Menos problemáticos a la hora de conservarlos que otros alimentos como los huevos, la carne fresca o las sobras de comida, ya no suelen ser foco de intoxicaciones alimentarias, los zumos y néctares también merecen atención a la hora de guardarlos correctamente, conservar su vida útil y evitar el desperdicio.
Y esa conservación y el tiempo máximo razonable de refrigeración depende, como sucede con tantos otros alimentos y bebidas, de diferentes factores, siendo el sentido común uno de los más importantes. Porque por mucho que un alimento teóricamente esté en el rango de tiempo seguro para su consumo, si huele mal o tiene moho hay que desecharlo.
De qué depende la conservación del zumo
Hablamos siempre aquí de zumos comerciales, ya que un jugo casero tendrá una conservación más limitada, especialmente si usamos un exprimidor corriente, sea manual o eléctrico, o una licuadora por centrifugado. Las licuadoras por extracción en frío pueden alargar más tiempo las propiedades organolépticas al retrasar la oxidación, si bien ya sabemos que eso de que se van las vitaminas es más mito que realidad.
Zumos y gazpachos de España
Un zumo de frutas y/o verduras tiene básicamente las mismas propiedades que el gazpacho, al ser un preparado a base de vegetales crudos y sin piel. Un alimento vegetal se degrada más rápidamente cuando se rompe esa piel o cáscara y se expone la pulpa y sus jugos interiores al exterior, por la acción del calor, la luz, el oxígeno y la exposición a los microorganismos.
En el caso de los jugos, en la Unión Europea la legislación diferencia entre zumos y néctares, dividiéndose además los primeros entre los zumos de frutas y los zumos de frutas a partir de concentrados. Cuanto más procesado esté el producto, suele tener una vida útil más larga.
En cualquier caso, los zumos de fruta 100 % comerciales, por lo general, pasan por un proceso término tras exprimir los ingredientes, el cual permite alargar la conservación conservando las propiedades organolépticas. Los zumos cítricos o que añaden acidulante (ácido cítrico) o vitamina C (ácido ascórbico) pueden también aguantar algo más, ya que los ácidos antioxidantes de estas frutas ayudan a retrasar esa oxidación.
Hay zumos que se venden ya refrigerados
Debemos distinguir también entre los zumos que se comercializan a temperatura ambiente, que suelen estar junto a bebidas como refrescos, leches UHT y bebidas vegetales, de aquellos que encontramos refrigerados en las tiendas. Salvo que sean zumos colocados en frío pensados en su degustación inmediata, estas variedades exigirán estar siempre en la nevera. Ante la duda, no hay más que consultar la etiqueta, donde indicará si, efectivamente, exige "mantener refrigerado entre 0 y 6 grados".
Cuánto dura un zumo abierto
Lógicamente, partimos de la base de que no vamos a abrir un zumo caducado o muy pasado de su fecha de consumo preferente; en ese caso deberíamos consumirlo cuanto antes.
Así pues, una vez abierto el envase, lo primero es comprobar qué nos indica el propio fabricante como parte del etiquetado obligatorio. En los zumos y néctares se suelen dar recomendaciones aproximadas, no tanto un límite exacto de tiempo. Aquí nos interesa la llamada "caducidad secundaria", como un nuevo cronómetro que se activa con la cuenta atrás en el momento en que rompemos las condiciones asépticas en las que se ha envasado y cerrado el zumo.
Se aconseja consumir un zumo abierto un un plazo de tres a seis días
De media, los fabricantes aconsejan consumir en un plazo de tres a seis días, según el fabricante y el tipo de zumo; siempre refrigerados. Teóricamente, cada marca habrá llevado a cabo las pruebas pertinentes para comprobar cómo aguanta la calidad de su producto con el paso del tiempo, y así dar las instrucciones al consumidor. No les interesa jugársela estirando los plazos al máximo, y prefieren además que los consumamos cuanto antes.
En el caso de los zumos que se comercializan refrigerados, lo recomendable es consumirlo antes de tres días, y también algunas variedades de frutas más perecederas pueden ser más sensibles que los cítricos.
En cualquier caso, repetimos, hay que aplicar el sentido común. El zumo se irá degradando, oxidando, perdiendo cualidades organolépticas de textura, sabor y color, aunque todavía pueda ser consumido sin ningún riesgo sanitario. Y si tiene un aspecto sospechoso, emite un olor demasiado fuerte o agrio, sabe amargo o tiene sustancias extrañas, aunque solo hayan pasado 24 horas, lo mejor es desecharlo.
No olvidemos que la conservación también depende de factores externos como la temperatura ambiente exterior, la potencia de la nevera, las veces que se abre y se vuelve a cerrar el envase, si se ha roto el tapón, el tiempo que se deja abierto fuera del frigorífico, etc.
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Fotos | Freepik - Marco Verch - Zumos y gazpachos de España - Racool_studio
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