La charcutería de calidad, tanto fiambres como embutidos, es en muchos hogares un producto básico de la nevera. Jamón, beicon, mortadela, pechuga de pavo cocida, jamón asado... solucionan almuerzos, cenas y picoteos, y son también ingredientes de muchas recetas. Pero tiene la manía de estropearse demasiado rápido.
Es lógico que se recomiende comprar estos productos en la carnicería directamente cortados al peso al momento; además de poder elegir piezas de primera calidad, estarán frescas, en su punto perfecto para disfrutarlas en su esplendor. Lo malo es que ya al día siguiente no sabrán igual.
Pero incluso los paquetes envasados, con sus conservantes y todo, una vez abiertos aceleran la pérdida de calidad del alimento. La exposición directa al oxígeno, la luz y el calor afectan al deterioro; aunque aún sean comestibles, a los pocos días ya les cambia la textura, dejan de estar tan jugosos y son menos sabrosos.
Entonces se nos platea una cuestión: ¿cómo conservarlos mejor para que duren más tiempo sin echarse a perder?
Hay muchos métodos para conservar la comida en casa y, por suerte para nosotros, en The Kitchn han puesto a prueba los más relevantes, siete técnicas distintas para comprobar cuál ofrece mejores resultados para conservar lonchas de beicon. Sin olvidar que también debe facilitarnos la vida con su comodidad.
Cómo conservar el fiambre o embutido abierto
Los métodos que se comparan son: en su propio envase con autocierre, papel de aluminio, plástico film, táper de plástico, táper de vidrio, bolsa de cierre hermético y un hack viral de TikTok. Y hay un claro ganador.
La forma más sencilla y más efectiva para conservar las lonchas de fiambre o embutido abiertas es envolviéndolas en plástico film. Nada más.
Para que funcione realmente bien es importante superponer las lonchas y doblar los bordes laterales para formar un paquete bien compacto, y procurar que el plástico envuelva el producto varias capas y sin dejar burbujas de aire dentro ni rendijas.
Tras siete días así, en la nevera, la autora asegura que el beicon estaba como si saliera de un paquete recién abierto, jugoso, sabroso y tierno. La única desventaja, por decir algo, es que el film hay que desecharlo después, pero sin duda es mejor que desperdiciar la comida o estropear un buen fiambre o embutido de calidad.
Si introdujéramos el fiambre envuelto en un táper de cierre hermético, con opción de extraer el aire para cerrar al vacío, lograríamos incluso conservarlo mejor. Pero con el film ya nos apañaremos.
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Fotos | Marco Verch - Wright Brand Bacon
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