El tamarillo se parece muchísimo al tomate, tiene su mismo color y guarda mucha semejanza con su pulpa gelatinosa y repleta de semillas. A este fruto originario de los Andes peruanos y que también se cultiva en zonas tropicales de montaña, también se le denomina tomate del árbol.
El sabor del tamarillo es mucho más dulce que el del tomate, y también se puede encontrar en España durante todo el año, y aunque existen tres variedades (rojo, naranja y amarillo), nosotros sólo hemos probado el rojo.
Los tamarillos se tienen que comer completamente maduros, tienen que estar muy rojos y blandos al tacto, si los cortas por la mitad podrás comértelos con una cuchara y así evitarás la piel, pues es muy amarga. Nosotros lo utilizamos cuando elaboramos una ensalada de frutas, y en una ocasión lo incluimos en una tarta, el resultado fue el esperado, riquísimo.
En los países donde se produce se utiliza como guarnición o para elaborar una salsa agridulce llamada Chutney, que es el siguiente paso que realizaremos cuando compremos tamarillos. ¿Tú los has probado?
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