Para evitar discusiones entre los defensores del chocolate blanco y el negro, estas galletas combinan dos tipos, creando un contraste dulce y más intenso que resulta delicioso. Podemos emplear para elaborarlas tanto chips de chocolate como tabletas troceadas o picadas groseramente, para dar una textura más interesante. Son galletas del tipo cookie estadounidense, horneadas para darles un toque más bien crujiente.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un par de bandejas con papel sulfurizado. Batir con una batidora de varillas la mantequilla con los azúcares; añadir el huevo y seguir batiendo hasta que quede homogéneo.
Incorporar la harina con levadura y la sal, mezclando con una espátula o cuchara de madera. Añadir por último los dos tipos de chocolate, trabajando la masa hasta que queden bien distribuidos.
Con ayuda de una cuchara grande, repartir sobre las bandejas porciones redondeadas de masa, procurando que sean del mismo tamaño y dejando unos 4 cm de separación entre cada una. Hornear a media altura, una bandeja cada vez, durante unos 10-15 minutos, hasta que se hayan dorado. Esperar 5 minutos fuera del horno, y dejarlas enfriar totalmente sobre una rejilla.
Con qué acompañar las galletas
Las galletas de chocolate negro y blanco son una dulce tentación para casi cualquier momento del día. Perfectas para el postre, la sobremesa con el café o la merienda, aunque casi apetece más acompañarlas de un buen vaso de leche fría o bebida vegetal. Guardadas en un recipiente hermético aguantan varios días, si es que sois capaces de que duren tanto.
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