Me encantan los vegetales que se pueden comer de mil maneras, incluso crudos o en postres. La zanahoria es uno de ellos, y me gusta aprovechar los ejemplares más pequeños para asarlos enteros en alguna guarnición o cena ligera. Esta receta de zanahorias y rabanitos glaseados al horno es perfecta para completar cualquier menú o preparar con antelación.
Inspirada por la receta de Closet Cooking improvisé un poco la mezcla del glaseado, por lo que podéis modificarla al gusto sin problema. Si os apasiona de verdad la mostaza y tenéis en casa, os recomiendo usar la variedad a la antigua, o alguna con un punto picante.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja o fuente, engrasándola o cubriéndola con papel sulfurizado o de aluminio. Lavar bien las zanahorias, cortar los tallos dejando un par de centímetros y pelar ligeramente. Lavar los rabanitos y cortarlos por la mitad o en cuartos.
Mezclar todos los demás ingredientes en un cuenco, salvo el perejil. Colocar los vegetales en una bandeja y añadir la salsa de mostaza, reservando una parte. Mezclar bien. Hornear durante unos 20-30 minutos, removiendo a mitad de la cocción. Vigilar que los rabanitos no se quemen; sacarlos antes si hiciera falta.
A mí me gusta que queden ligeramente crujientes por dentro, pero el tiempo final del horneado de las zanahorias dependerá de su tamaño y del gusto de cada uno. Volver a pintar con el resto de la salsa reservada justo al salir del horno. Añadir perejil fresco picado.
Con qué acompañar las zanahorias y rabanitos glaseados
Como comentaba al principio, las zanahorias y rabanitos glaseados al horno son un plato de guarnición muy versátil para servir acompañando carnes o pescados. También podemos tomar este plato como parte de un menú ligero con huevo escalfado o cocido, perfecto para una cena sencilla.