Las pobres coles de Bruselas siguen teniendo fama, y no será porque en DAP no hayamos salido en su defensa en más de una ocasión. Quizá la manera más fácil de reivindicarla es compartiendo la receta más fácil y simple para disfrutarlas en todo su esplendor, con los mínimos ingredientes.
Porque le sucede lo mismo que a otras coles y verduras de la familia de las crucíferas, como la coliflor o el brócoli: mal preparadas no solo pierden cualidades, también generan mucho rechazo. Hay que olvidarse del hervido o la cocción en agua, cuando huelen peor y tienen a la sobrecocción, quedando mustias y tristes. Para reconciliarnos con ellas, no hay nada mejor que el horno.
Lo recomienda incluso nuestro experto de cabecera Kenji-López Alt, dándonos las claves desde el principio, y que son aplicables a cualquier brasicácea. Temperatura muy, muy alta y poco tiempo. Queremos que queden muy doradas, churruscaditas por fuera sin quemarse, crujientes por fuera y jugosas por dentro. Además de la textura tan rica, ganan en sabor, adquiriendo matices dulces y a nueces, nada que ver con el amargor triste del hervido.
Los tres ingredientes adicionales que lleva esta receta, además de -obviamente- de las propias coles, son tres básicos que siempre tenemos en la despensa: aceite de oliva, sal y pimienta negra. Y tampoco es que la pimienta sea absolutamente imprescindible. Añadimos además, como sugerencia particular, ralladura de limón opcional a la hora de servir, ya que ese toque cítrico fresco equilibra muy bien los sabores caramelizados de la verdura.
Cubrir una bandeja refractaria o fuente con papel de aluminio, colocar en el tercio superior del horno y precalentarlo a 250º C con aire, con la bandeja dentro.
Mientras alcanza la temperatura, lavar y secar las coles, retirar las hojas externas que puedan estar dañadas, cortar ligeramente la base más saliente y cortar cada unidad por la mitad longitudinal.
Mezclar dentro de un cuenco amplio con el aceite de oliva virgen extra, salpimentar al gusto, y remover con cuidado. Procurando no quemarnos, sacar la bandeja ya precalentada y distribuir las coles en una capa, boca abajo.
Hornear en el tercio superior durante unos 20 minutos, hasta que empiecen a churruscarse por fuera, sin quemarse. Opcionalmente, se pueden voltear hacia el final de la cocción para que se doren más uniformemente. Servir con ralladura de limón, si se desea, inmediatamente.
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Con qué acompañar las coles de Bruselas al horno
Los enamorados de las coles asadas nos las comeríamos tal cual de picoteo, pero lo mejor que podemos hacer con estas coles de Bruselas es servirlas de guarnición para cualquier principal o acompañarlas con otros ingredientes en un plato combinado tipo bowl, ya sea con una proteína de carne o pescado, o con una alternativa vegetal, como legumbres cocidas o tofu. En un menú más de fiesta son estupendas de guarnición del pollo al horno o una lubina a la sal.
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