Hace unas semanas compartimos con vosotros la receta de huevos tontos. Nos sorprendió enormemente la cantidad de comentarios que dejásteis al respecto haciendo referencia a los nombres por los que los conocéis y sus distintas versiones. Ya se sabe: cada maestrillo tiene su librillo.
En elaboraciones dulces (empapadas en salsa de leche) o saladas (en potajes, estofados y cocidos), esta mezcla básica de pan y huevo recibe tantos nombres como zonas de España en las que se prepara: repalparos, esponjillas, panecillos, rellenos o rellenitos, bolas de cucaracho, pelluelas, matahambre, albondigones, tortas, tortillitas de San José y, por supuesto, repápalos extremeños.
La de hoy es una receta muy personal, pues se encuentra entre el repertorio de comidas de aprovechamiento que tan bien toreaba mi abuela. Nunca tuve la suerte de comer sus repápalos extremeños, ese privilegio recayó sobre mi madre. Hoy, para cambiar de tercio, se los preparo yo siguiendo la fórmula familiar.
Comenzamos por la salsa en la que, más tarde, se cocinan los repápalos. Pelamos y picamos finamente la cebolla y la pochamos en una cazuela en un par de cucharadas de aceite. Cuando esté translúcida añadimos el vino y, a fuego alto, dejamos evaporar.
A continuación incorporamos la harina y removemos un par de minutos para tostar. Agregamos el pimentón y removemos. Inmediatamente después regamos con el caldo, salamos al gusto y dejamos hervir a fuego lento durante 10-12 minutos.
Mientras la salsa hace chup chup preparamos la masa de los repápalos. Para ello rallamos o picamos finamente los dientes de ajo y también el perejil fresco (solo las hojas). Batimos los huevos y mezclamos todo en un recipiente hondo y amplio, salando el conjunto.
Troceamos la miga o la rallamos groseramente y la añadimos a la mezcla anterior. Trabajamos todos los ingredientes hasta homogeneizar. Es posible que necesitemos añadir leche, pero lo hacemos poco a poco hasta alcanzar una consistencia parecida a la de la masa de croquetas.
Depositamos pequeñas porciones de la masa en una sartén con abundante aceite caliente. Volteamos para que se doren por todos lados antes de retirar, escurriendo bien. Los introducimos en la cazuela con la salsa y les damos un hervor suave durante cinco minutos antes de servir.
Con qué acompañar los repápalos extremeños
A los repápalos extremeños mi abuela añadía unos dados de patata frita con los que redondear el plato, que es ideal para servir como segundo a la hora de la comida. Una sopa, un caldo o una crema son el entrante perfecto. Y para rematar la faena, una pieza de fruta. Un menú sencillo, pero sabroso y saciante.
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