¿Alguna vez os habéis dado cuenta de lo chungas y feas que quedan algunas tartas cuando las troceamos? Y si coge el cuchillo y la pala esa cuñada tan zarrapastrosa que todos tenemos en el armario familiar, ni te cuento. Me diréis que qué más da, y no puedo más que daros la razón, pero hay un sector de estetas que no pueden resistir ver como su pastel de zanahoria, ese que han horneado a sus pechos y decorado como si se fuera de bautizo, se desgarra para yacer desmembrado y desmigado en el plato.
El molde Girasol de Dr. Oetker está pensado como un recurso estético para poder presentar tartas, bizcochos, o cuajados de una forma cuidada hasta el final, sin necesidad de cortarlos en porciones, ya que la corola y cada uno de los pétalos es una ración completa, diez en total. El resultado se puede concebir como una tarta entera, disponiendo las piezas en forma de flor, o como pastelitos individuales.
Está fabricado en silicona flexible, un material ya consolidado en el mercado de moldes para tartas, que facilita el desmoldado y la posterior limpieza.
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