A una hora de Valencia, las piscinas naturales llenas de historia que sirven de oasis para refrescarse en plena ola de calor

Es como un oasis sacado de otro tiempo protegido entre las paredes del cañón que han formado las aguas del río durante miles de años

Charco
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Liliana Fuchs

Editor

Enclavado entre escarpadas paredes de roca y rodeado de vegetación, el conocido como Charco Azul despliega sus encantos como si de un oasis de montaña se tratara. Perfectamente integrado en el paisaje, sus aguas cristalinas parecen surgidas de una piscina natural, pero en realidad es un baño que aúna naturaleza, historia y también aventura, ya que esta joya recóndita es uno de los enclaves principales que nos esperan en una de las rutas más espectaculares de la provincia de Valencia.

Tenemos que dirigirnos hasta el interior de esta tierra para adentrarnos en la comarca de los Serranos, donde nos recibirá el pueblo de Chulilla desde su impresionante ubicación. Esta bella localidad, que no llega a los 700 habitantes, se ha adaptado al irregular terreno construyendo su casco urbano en pleno cañón formado por el río Turia, cuyas aguas han formado a lo largo de miles de años el paraje conocido como las hoces del Turia. Un entorno único de gran belleza que esconde muchos secretos aún desconocidos incluso por muchos valencianos.

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El pueblo en sí se merece una visita a fondo, pero lo que más llama la atención a quien se acerca a conocerlo es el entorno, lleno de actividades para los amantes de la naturaleza, el deporte y el turismo activo. Las paredes de roca son muy conocidas entre los amantes de la escalada, y en el fondo de las hoces se despliega una ruta sobre pasarelas o puentes colgantes que ofrece un paseo de aventura con vistas increíbles.

Pasarela

Es la Ruta de los Pantaneros, para cuyo acceso solo hay que abonar un euro en el punto de información de su inicio, y prepararse para unos cinco kilómetros de ruta a través de la profunda garganta que atraviesa la roca calcárea, con paredes verticales que llegan hasta los 80 metros de altura.

Y dentro del paraje destacan dos puntos clave, el Paraje Natural Municipal de los Calderones y el Charco Azul, cuyas aguas limpias hoy sirven de refresco a los vecinos del pueblo y visitantes, pero que en su origen cumplía otra función. A pesar del aspecto natural que dibuja entre las rocas, es un antiguo azud creado por los árabes en el siglo XII para aprovechar las aguas del río y regar las huertas del entorno.

Ideal para visitar en verano y darse un chapuzón, este remanso de las aguas fluviales se puede disfrutar también en primavera y otoño, pues no hace falta bañarse para disfrutar de la belleza del entorno y la espectacularidad del paisaje y las pasarelas colgantes de la ruta.

Chulilla, además, tiene más puntos de interés para completar la escapada, como el castillo de origen musulmán que ejerce de guardián del pueblo y regala unas vistas de postal, buen punto de partida baja bajar al pueblo y perderse entre sus calles blancas, ermitas y miradores.

Imágenes | iStock/David Marfill - Turismo Comunitat Valenciana

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