Puede que hace no tanto tiempo, el Camino de Santiago tuviera más de experiencia religiosa que de actividad turística, pero el perfil de los últimos años ha cambiado, especialmente a medida que la ruta xacobea se ha internacionalizado aún más.
Ante este cambio de paradigma, tanto por nuevos caminantes como por nuevos alojamientos a ambos lados del peregrinar xacobeo, la realidad del 'turigrino' va cobrando fuerza ante una forma de viajar que ya no tiene tanto de devoción, sino más de excursión, al punto de que se puede considerar una forma más de hacer turismo, especialmente en el caso del peregrino nacional.
Al punto de que el nuevo perfil del peregrino, más enfocado a hacer check en la lista de cosas por cumplir que por el mismo viaje, apuesta mucho más por hacer los últimos 100 kilómetros de la ruta, el mínimo exigible para obtener la acreditación de la compostela y que en apenas cinco etapas permite llegar a ese particular 'jubileo'.
Las cifras, al menos según la Oficina del Peregrino, no mienten. En lo que va de 2025 se han registrado 321.388 viajeros, apenas 14.000 más que en 2024, lo que supone un ritmo de peregrinos que implicaría superar el medio millón anual, algo que sería un auténtico hito.
Pero algunos se preguntan a costa de qué. El Camino de Santiago ha ido permutando desde la devoción hasta la excursión, convirtiéndose en un reclamo para esos 'turigrinos' que no acuden por la experiencia espiritual –sea creyente o no–, sino simplemente por el afán turístico.
Una peregrina en la Plaza del Obradoiro. ©Camino de Santiago.
Algo que denuncia a 20 Minutos Manuel López, presidente de la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago (Agacs). Por turigrino, palabra inventada que mezcla turista y peregrino, se entiende a aquel que acude al Camino como "si fueran unas vacaciones".
Demanda etapas cortas, no lleva su mochila y acaba pernoctando en hoteles. Lejos, aparentemente, del sentido original de la ruta xacobea que hunde sus raíces en la Edad Media. Esto significa, entre otras cosas, la reducción de personas que hacen el Camino de forma tradicional y el aumento paulatino en la demanda de albergues que admiten reservas, así como servicios complementarios de transporte de mochilas y equipajes desde una etapa a otra.
La mutación del Camino a producto comercial
Plaza del Obradoiro.©Camino de Santiago.
La esencia del Camino, según quien defiende la versión más pura, es el largo recorrido, la pernocta en albergues y el cargar con su propio equipaje. Algo que, advierte el director de Agacs, ha cambiado especialmente en los peregrinos españoles. "Antes hacían el recorrido completo o, al menos, tramos largos. Ahora hacen la parte final y se van de vacaciones".
La crítica, no obstante, la expanden a las administraciones públicas que han fomentado ese Camino breve como suficiente para acabar computando la compostela al llegar a Santiago.
Lo que no miente, de nuevo, son las estadísticas de la Oficina del Peregrino. Sarria, en la provincia de Lugo, registra en lo que va de 2025 hasta 97.555 peregrinos del total de 321.000 que se han computado hasta agosto, es decir, casi un tercio de ellos apuestan por la ruta corta.
También, con ello, cambia el perfil de quien rentabiliza las etapas. Ahora se multiplican albergues privados y viviendas de uso turístico, donde el nuevo perfil del turigrino prefiere algo más de comodidad y privacidad que la pretendida experiencia completa del Camino. Sea como fuere, queda mucha ruta por andar.
Imágenes | Camino de Santiago
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