El festival de los muertos en Japón se celebra con un altar con pepinos y berenjenas, millones de farolillos y bailes

La mayoría de festejos ligados a la fiesta de difuntos en Japón se celebran en el mes de agosto, y es una fiesta tan íntima familiar como comunitaria y social

Obon Nagashaki
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Liliana Fuchs

Editor

En Japón se celebran multitud de festivales (matsuris, 祭り) durante todo el año, pero, si hay una época en la que se concentran en mayor número, es el verano, en un fenómeno similar a nuestras fiestas patronales de pueblo. Pero la cultura japonesa tiene una particularidad, y es que es en pleno agosto cuando celebra el Obon, su propio festival de difuntos, una suerte de Día de los Muertos o Todos los Santos, pero con un espíritu completamente distinto. Y en el que no falta la comida.

El conocido como Obon (お盆) o, simplemente, bon -el hiragana お corresponde a la o- honorífica típica de muchos términos nipones-, se suele celebrar en torno al 15 de agosto, extendiéndose los festejos durante varios días, normalmente arrancando ya desde el día 13 y pudiéndose extender hasta el 16. Hablamos del calendario solar, pues hay otros festivales Obon en otras regiones y pueblos que siguen el calendario lunisolar y centran los festejos alrededor del 15 de julio.

Pero si viajas en estas fechas al país lo más probable es que te encuentres con un gran trasiego de público abarrotando el transporte público, especialmente los trenes, para dirigirse a las distintas celebraciones que se multiplican por gran parte del país, volviendo al hogar para reunirse con sus familiares, o participar en las tradiciones típicas vinculadas a esta fiesta donde se recuerda y honra a los muertos.

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Qué se celebra en el Obon

Prácticamente todas las culturas y religiones del mundo comparten un culto especial a los difuntos. El Obon parte de una idea similar a nuestro 1 de noviembre o al Día de los Muertos de México, incluso en esencia tiene que ver también con el Halloween original: una vez al año los muertos vuelven al mundo de los vivos. Lo que diferencia a la festividad japonesa es el ambiente y ánimo que lo impregna.

Obon Altar Típico altar doméstico lleno de ofrendas y decoraciones para el Obon.

Las festividades del bon no son lúgrubes, tristes o solemnes, ni se identifican con aspectos tétricos o que den miedo. Los espíritus traspasan la frontera que separa a los muertos de los vivos, y es motivo de alegría y celebración. Se puede sentir pena por los seres queridos que ya no están al recordarlos, pero en el fondo es una tristeza agridulce, ya que es la ocasión para rememorar y honrar a quien no están.

Las familias se reúnen, se limpian las casas y las tumbas, y los altares se visten para la ocasión con multitud de ofrendas especiales. Es algo así como la fiesta de algunas tradiciones cristianas que se hace después de un funeral, cuando todo el mundo se reúne en el hogar de la familia del fallecido y hay comida, bebida, quizá algo de música y, sobre todo, recuerdos compartidos. Pero en Japón todo está rodeado con un aura más positiva, más festiva, muy acorde con los festivales de verano.

Se celebra la continuidad de la vida a través del alegre reencuentro con los seres queridos fallecidos en un momento de unión que se vive tanto a nivel íntimo familiar como comunitario.

Ofrendas comestibles

Una parte esencial del Obon son las ofrendas que se hacen a los muertos en el típico altar doméstico de tradición budista llamado butsudan. En realidad, se coloca un altar añadido, el shoryo-dana, frente al anterior, donde se disponen las ofrendas, en forma de alimentos y arreglos florales, complementados con farolillos de papel y a menudo incienso, que "guía" a los espíritus en su camino.

Obon Figuras Figuras shōryō uma, pepinos y berenjenas representando a caballos y vacas o bueyes.

Pueden variar según cada familia, pero lo habitual es preparar los platos y alimentos que fueron los favoritos del difunto o difuntos homenajeados, para darle la bienvenida al que fuera una vez su hogar y recordar la persona que fue. Salvo carne o pescado, prohibidos por el budismo debido a que implican el sacrificio de animales, puede haber de todo. Como señalan en Japonismo, suele ser habitual incluir un plato o bandeja con rakugan, dulces elaborados a base de almidón de arroz y azúcar con bonitas formas de animales, flores o frutas.

Lo que no puede faltar en ningún butsudan son unas curiosas figuras elaboradas con berenjenas y pepinos pinchados con palillos. Son los shōryō uma (精霊馬) o caballos de los espíritus, pues la leyenda cuenta que los espíritus van montados sobre vacas y caballos para viajar entre los mundos. El pepino, con su forma alargada, representa al corcel que trae a los muertos a nuestro mundo; la berenjena sería la vaca o buey, más robusta, que los lleva de vuelta, con su carácter más sosegado, al mundo de los fallecidos.

Rituales y festejos

El Obon suele comenzar precisamente preparando el hogar para recibir a los antepasados, adecentando la casa, preparando el altar con ofrendas y limpiando las tumbas. Las viviendas se decoran con los farolillos chōchin, que iluminan el interior. Además, se acude a las cementerios (hakamairi, 墓参り) para limpiar las tumbas con agua y decorarlas con flores, ofrendas e incienso, rezando para que el espíritu vuelva al reencuentro esos días.

Obon Ofrenda Ofrenda vegetal en una tumba.

Durante el llamado ritual de mukaebon la familia reunida, tras los preparativos, llama a sus antepasados para unirse a ellos, y a menudo se encienden también se encienden pequeños fuegos (ogara, 麻幹) en las entradas; en algunas poblaciones arden grandes hogueras de notables dimensiones; se dice que el humo ayuda a los muertos a encontrar el camino de vuelta.

Finalmente se produce el okuribon, cuando se vuelve a los cementerios portando los farolillos chōchin, en un camino en el que acompañan a los espíritus en su camino de regreso. Es el momento de decir adiós, o más bien hasta pronto, pues habrá un nuevo reencuentro al año siguiente. Así, la fiesta cobra un ligero cariz melancólico por la despedida, pero sin perder de vista que se está festejando esa continuidad de ciclo de la vida.

Farolillos en el agua, bailes y fuegos artificiales

El último gran ritual del Obon es el toro nagashi (灯籠流し) o farolillos flotantes, que en los últimos años ha ido ganando más popularidad y es uno de los acontecimientos más bonitos y especiales que se pueden vivir en Japón en esta época.

Farolillos

Los japoneses depositan en ríos, lagos o en el mar las lamparillas de papel iluminadas, creando una marea de luces titilantes que flotan en la superficie de las aguas tranquilas, viéndolas alejarse poco a poco. Representan la despedida de sus seres queridos tras haber pasado unas horas de nuevo con ellos, esperando que esas luces les guíen de nuevo de vuelta a su mundo. Y con la promesa de que volverán al año siguiente.

Hay multitud de ejemplos de toro nagashi por Japón, pero desde Japonismo destacan especialmente cuatro: el del río Sumida en Asakusa, el de Arashiyama en Kioto, el Chidorigafuchi de Tokio (a finales de julio) y el de Hiroshima, quizá el más especial por celebrarse a principios de mes, coincidiendo con el aniversario de la primera bomba atómica que asoló la isla, conmemorando así a las víctimas.

Además de todos estos rituales, la mayoría de festivales del Obon se completan con bailes tradicionales, los bon odori, que cobran distinta forma y duración en las diferentes regiones. Hay algunos muy populares y concurridos, como el Nishinomai bon odori en Ugo (Akita), con más de 700 años de historia, en el que los bailarines ocultan el rostro; o el Awa odori en la ciudad de Tokushima (isla de Shikoku), uno de los más multitudinarios.

Obon Farolillos

Muchas poblaciones aprovechan el Obon para celebrar auténticos matsuris de verano complementando los rituales espirituales con decoraciones especiales en los templos, actos musicales, desfiles callejeros y procesiones, puestos de comida callejera, grandes hogueras, petardos o fastuosos fuegos artificiales, como el de Kumano en la playa, o el célebre festival de Kachimai, todo un espectáculo que combina la pirotecnia con música, estructuras artísticas y luces sobre las aguas del río.

Imágenes | Flickr/kazuhiro kimura/Fabian  Reus - Thibault Martin-Lagardette - Wikimedia Commons/katorisi -  MIKI Yoshihito - Katorisi

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