La gastronomía británica cuenta con una amplia selección de postres y dulces que harían levitar de placer a los más golosos. Uno de nuestros preferidos es el crumble, cuyos secretos y pautas para que quede perfecto os dimos hace tiempo hace ya unos años.
Aunque el crumble de frutos del bosque es el que hoy os mostramos, este postre británico se puede preparar con (prácticamente) cualquier fruta. En nuestro haber podéis encontrar la receta de crumble de ciruelas, de cerezas, de manzana, de arándanos, entre otras, por si os apetece variar.
Empezamos por la cobertura y, para ello, en un recipiente hondo metemos la harina y añadimos la mantequilla, 60 gramos de azúcar (reservamos el resto para los frutos rojos) y los copos de avena. Mezclamos con las yemas de los dedos hasta obtener una especie de migas. Extendemos sobre una bandeja de horno y cocemos a 190ºC durante 10 minutos o hasta que esté crujiente, removiendo a media cocción para que dore igualmente por todos lados.
Mientras la cobertura está en el horno preparamos la base del crumble. Lavamos los frutos rojos y los secamos bien. Introducimos la fruta en una cazuela, añadimos los 30 gramos de azúcar restantes, el vino blanco y la harina fina de maíz. Cocemos a fuego medio durante un par de minutos o hasta que los frutos no suelten más jugos.
Pasamos las frutas a una fuente de horno y las cubrimos con la cobertura. Cocemos nuevamente en el horno a 190ºC durante 10 minutos más o hasta que la cobertura está ligeramente dorada. Servimos caliente o templado, aunque en frío está también delicioso. Lo podemos acompañar de crema inglesa, un chorrito de nata líquida o una bola de helado de vainilla.
Con qué acompañar el crumble de frutos del bosque
Aunque el crumble de frutos del bosque entra de fábula por sí solo, hay acompañamientos que lo convierte en un postre redondo. Entre ellos recomendamos un chorrito de crema inglesa, nata líquida o una bola de helado de vainilla. Este último, sobre todo, si lo vamos a tomar caliente. También podemos combinar dos guarniciones. ¿Imagináis cómo ha de estar con crema inglesa y helado? Mmmmm.