Transgénicos, ratones y tumores. Ejemplo de un mal estudio

Transgénicos, ratones y tumores. Ejemplo de un mal estudio
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Esta última semana ha causado un gran revuelo un artículo científico publicado en Food and Chemical Toxicology, que parecía demostrar que, al menos en un tipo de ratas, tanto el maíz modificado genéticamente, como un herbicida, causaban cáncer en ratas. Como ya comentamos en DAP, en los artículos científicos es complicado separar el grano de la paja y sobre todo sus concluciones hay que conocerlas muy bien. Mi intención con este artículo tratar de separar, en este caso, el maíz de su vaina. A ver si lo consigo.

Cuando me enteré por twitter a través de Darya Pino (nota rosa, ella tiene un conocido blog de alimentación, y es la prometida de Kevin Rose, fundador de Digg y conocido emprendedor en Silicon Valley), saltaron mis alarmas.

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Hasta donde yo sé, no hay ningún estudio que demostrara que los alimentos transgénicos son peligrosos para la salud. Como os podéis imaginar, a la primera señal de que esto sea así, tendría una repercusión bastante notable.

Breve nota sobre los transgénicos

Muy breve. Alimento transgénico o modificado genéticamente o GMO (Genetic Modified Organism) es el resultado de crear una variedad nueva (generalmente de plantas, aunque también hay mucha investigación con bacterias para la generación de medicinas) que incorpora en su ADN, parte del ADN de otra especie que le transfiere ciertas características. Por ejemplo, resistencia a los pesticidas, o la sequía, o distintos colores y/0 sabores.

Para conseguir que estas características se introduzcan en el organismo final, se usan lo que se conoce como vectores. Pueden ser virus atuenuados, que tienen el trocito de ADN que interesa y que logra cortar y pegar ese ADN en el del receptor. Si todo va bien, la nueva planta tendrá las características deseadas.

El herbicida Roundup y el maíz Roundup Ready

Uno de los productos estrella de Monsanto, una conocida multinacional alimentaria es el Maíz Roundup Ready. Quiere decir que es un maíz, que puede ser rociado con su propio producto roundup, de forma que acabe con otras plantas no deseadas pero no mate al propio maíz. De esta forma se consigue aumentar la productividad.

Obviamente, ha sido objeto de mucha controversia entre detractores y defensores de los transgénicos. Pero sin entrar en la parte económica o ambiental, lo que parece que ningún estudio había conseguido demostrar era su posible toxicidad, bien del propio herbicida, o bien del propio maíz modificado para resistir mejor el pesticida.

El estudio

El estudio ha sido dirigido por Gilles-Eric Séralini de la Universidad de Caen y publicado en la revista Food and Chemical Toxicology. Como la objetividad es importante en la ciencia, también hay que señalar que es miembro directivo de la Sociedad CRIIGEN (Committee for Research and Independent Information on Genetic Engineering).

El estudio resalta las siguientes concluciones.

El maíz Roundup y el Roundup provocaron patologías hormonales crónicas y sexuales. La mortalidad femenina fue 2-3 veces mayor en su mayoría debido a los grandes tumores mamarios y a una pituitaria disfuncional. Los varones tenían congestiones hepáticas, necrosis, nefropatías renales graves y grandes tumores palpables. Esto puede ser debido a una perturbación endocrina vinculada a Roundup y una modificación metabólica por el transgénico. Los OGM y los plaguicidas deben ser evaluados por estudios a largo plazo para medir los efectos tóxicos.

Leídas así serían muy preocupantes, pero como veremos, el estudio deja mucho que desear en cuanto a su metodología y por tanto sus conclusiones distan mucho de ser tan alarmantes como se afirma.

Matraces

Las revisiones independientes del estudio. Fallos metodológicos

Hay varios aspectos del estudio que ponen muy en duda sus afirmaciones. Veamos:

El número de ratones utilizados para el estudio era muy bajo. Con 10 ratones las probabilidades de que lo que se intenta demostrar sea puro producto del azar, son muy altas. Esto queda muy bien explicado en este artículo que incorpora una simulación estadística.

La dieta era demasiado alta en maíz, algo a lo que los ratones tampoco están habituados. El tiempo durante el que los ratones fueron sometidos al experimento, 2 años, es muy superior a lo necesario para determinar resultados. Esto es así, porque estos ratones, de forma natural, y coman lo que coman, desarrollan tumores.

Por último, y no menos importante, no hay datos de un grupo de control. Es decir, no se proporcionó una alimentación igual pero de origen no transgénico a otro grupo de ratones. Para los más curiosos, aquí os dejo una lista de científicos que cuestionan el estudio.

Algo a tener en cuenta, es que ya en 1979, otro investigador llamado Suzuki, ya comprobó la aparición de tumores endocrinos espontáneos al cabo de 2 años, en este mismo tipo de ratones de laboratorio. Un 86% de los machos y un 72% de las hembras lo presentaban. En 1979 no se había inventado el Roundup.

¿Cómo se podría o debería haber hecho el estudio?

Quizá lo primero hubiera sido hacer el mismo estudio a la vez en varios laboratorios en las mismas condiciones. Sobre todo para poder descontar el factor de sesgo que un investigador, perteneciente a una asociación puede tener sobre la interpretación y desarrollo del estudio. ¿Cuáles podrían haber sido estas condiciones?

Por supuesto, contar con un grupo de control y un número de individuos estadísticamente significativo de ratones. La dieta debería haber estado bajo estricto control, y contar con más de un grupo con diversas dosis (con sus correspondientes grupos de control). El periodo del estudio, debería haber tenido en cuenta el ciclo biológico natural de los ratones, y su tendencia a presentar tumores.

Por último, y tal y como recoge la propia página de la wikipedia sobre Gilles-Eric Séralini:

Il a été également reproché que s’agissant d’une étude de toxicologie, aucun membre de l’équipe ne soit spécialiste en toxicologie ou en cancérologie, bien que le Dr Joël Spiroux, co-auteur de l’étude, ait précisé que les tumeurs développées par les rats ne soient pas cancéreuses.

Es decir, dentro del grupo de investigadores, no había ningún experto en cáncer o toxicología y uno de sus propios autores reconoce que los tumores no eran cancerígenos. Por supuesto, algún experto en estos temas hubiera sido de ayuda.

La conclusión

Si de algo sirve este estudio es para demostrar lo complejo de diseñar un buen estudio en nutrición. Por otro lado, pretender utilizarlo para demostrar que los transgénicos son peligrosos para la salud, no solo es falsamente alarmista, sino científicamente carente de fundamento.

Se pueden discutir muchos aspectos relativos a los transgénicos, como su posible impacto ambiental, su control por medio de patentes, si realmente son necesarios, si es un modelo sostenible o exportable a otros países. Pero tratar de sembrar alarma con estudios de cuestionable metodología, no ayuda para nada a lo que debe ser un debate abierto y que tenga en cuenta todos los aspectos.

La realidad es que, a día de hoy, no hay ningún estudio publicado y riguroso que indique que el consumo de alimentos modificados genéticamente sea peligrosos para la salud.

Imagen | Por Bruno. C., Por CIMMYT

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