Vivimos inmersos en la era de la nostalgia, ese difuso ente que tan bien saben explotar industrias como la alimentaria o las de entretenimiento, y que nos lleva a volvernos locos porque se relanza una chocolatina de nuestra infancia. Pero si hay un producto que grita nostalgia por los cuatro costados son los helados.
El acceso al consumo de helados ha cambiado mucho respecto a lo que significaba para niños y adolescentes en las décadas de los 70, 80 y 90, casi siempre ligados a las vacaciones veraniegas, esa época mágica de recuerdos algo distorsionados bajo la idea de que, a pesar de todo, fue la mejor época de nuestras vidas. La furgoneta de los helados que recorría los pueblos sin costa y esos vistosos carteles de chiringuitos, quioscos y heladerías a pie de playa, simbolizan lo mejor de aquellos años.
También fue así para millones de estadounidenses, como bien nos recuerda constantemente el cine y la televisión, explotando una y otra vez el difuso concepto de la utopía ochentera. Ni en toda España se vivía -o vive- el verano igual, ni tampoco en el país americano, pero los helados que nos pringaban manos y mofletes uniforman los recuerdos creando una especie de sentimiento de comunidad generacional. Y algo engañosa.
El renombre de la Comtessa y la reciente vuelta de la marca Camy -con trampa- son dos ejemplos recientes equiparables al drama que viven en Estados Unidos este verano, pues su mítico Choco Taco parece condenado a desaparecer.
Un revolucionario invento que marcaría a más de una generación
Creado por Alan Drazen en Pensilvania en 1983, el Choco Taco nació como producto exclusivo de la gama de helados de la compañía local Jack & Jill, distribuidos por entonces exclusivamente en camioneta. En aquellos años la cocina mexicana y tex-mex estaba en pleno auge, así que Drazen tuvo la idea de aprovechar el diseño de los tacos para crear un producto revolucionario.
Su diseño permitía al consumidor degustar en cada bocado una parte de barquillo, relleno de helado de vainilla marmolado, cobertura de chocolate crujiente y frutos secos, diferenciándose así de los conos de barquillo tradicionales. Una década más tarde, Unilever adquirió la compañía madre de Jack & Jill, pasando el Choco Taco a engrosar el catálogo de Klondike.
Con su reconocible logo encabezado por el icónico oso polar, Klondike es una centenaria compañía de helados de origen familiar fundada en 1922 en Ohio, que alcanzó gran popularidad con sus productos innovadores, especialmente por el formato barra o cubo para comer sin palito. Ya con sus productos distribuidos por casi todo Estados Unidos, pasó a manos de Good Humor-Breyers, parte del gigante Unilever, actual propietaria.
Y con Unilever llegaría la expansión internacional del Choco Taco, introducido en Europa a finales de los 90 bajo las diferentes marcas de la multinacional, los "primos" de nuestra Frigo. Italia, Suecia, Portugal y España pudieron disfrutar del Winner Taco, aquel fantasioso manjar que haría las delicias de niños y mayores, dejando un recuerdo imborrable.
El trauma por la pérdida de un ultraprocesado de la infancia
Lamentarse porque una compañía multinacional decide retirar un producto de su catálogo, analizado fríamente, es una estupidez. Y, sin embargo, seguro que todos hemos sentido algo parecido en algún momento de nuestra vida.
La retirada del mítico helado con forma de taco ha traumatizado al país
Por eso podemos empatizar con los mensajes de pena, indignación, rabia y decepción que han llenado las redes desde que hace unas semanas se anunció la retirada del Choco Taco. Tras los primeros rumores, Klondike lo confirmó desatando el pánico en Twitter. La empresa alegó un cambio de foco en sus objetivos, al haber experimentado un aumento de la demanda de otros productos de su catálogo, viéndose obligados a recortar gastos en los menos vendidos.
Las airadas y pasionales reacciones parecían indicar lo contario, con multitud de consumidores suplicando a Klondike que no fulminaran algo tan querido y que tan buenos recuerdos les traía de su infancia. El inversor y fundador de Reddit, Alexis Ohanian, se ofreció a comprar los derechos del helado para evitar su desaparición, e incluso el escritor Stephen King se pronunció al respecto:
If Choco Tacos are gone, what’s next? Hershey Pies? Salt and vinegar potato chips? Baseball? AMERICAN DEMOCRACY?
— Stephen King (@StephenKing) July 26, 2022
I tell you: this is how it starts.
Quienes ya sufrimos la desaparición de su versión europea, nuestro ¿mítico? Winner Taco, podemos comprender ese sentimiento de pérdida. Son muchos los helados de aquellos veranos que ya no volverán, como tampoco lo harán otros innumerables productos tales como galletas, bollos, snacks, refrescos o golosinas. Todos tuvimos nuestros favoritos, pero probablemente son mejores en nuestra memoria de lo que fueron en realidad.
Sueño con volver a morder un Winner Taco, pero sé que me decepcionaría
No negaré que aún suspiro por volver a tener un Winner Taco en mis manos; recuerdo perfectamente el aroma que salía del paquete al abrirlo, la textura perfecta de su barquillo y esa indescriptible sensación placentera al morder el chocolate crujiente que te inundaba la boca de todos sus componentes, creando un festival de sabores y texturas. Y también temo que, si vuelven a relanzarse, me produzcan una gran decepción.
Como bien apuntan en Eater, si Klondike deja de fabricar Choco Tacos es porque ya no les da beneficios, y si no obtienen beneficios de sus ventas es porque ya apenas se consume. Seguro que son millones los estadounidenses que sentían una placentera nostalgia al ver el paquete en el supermercado, pero ¿cuántos realmente lo compraban.
Es cierto que existen y existirán versiones similares del helado con forma de taco tanto de otras compañías como de heladerías más artesanas, incluso se pueden encontrar recetas para su elaboración casera, pero claro, nunca será lo mismo.
Si hoy en día no nos saben igual los bollos o galletas de nuestra infancia, no es solo porque los hayan reformulado para eliminar el aceite de palma o reducir el azúcar. Simbolizan algo que ya no existe. Es imposible recuperar aquellas sensaciones modeladas por la nostalgia, que nos lleva a asociar el helado con esos veranos interminables, el pueblo, la playa, el campamento, la familia o los amigos.
La comida no es solo alimento, también es placer, cultura y memoria. Y la memoria, cuando se carga de romanticismo nostálgico, es muy traicionera.
Helados (Gastronomía)
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