Los polos helados cumplen más de un siglo de vida: el invento de un niño de 11 años que cambió nuestros veranos

Los polos helados cumplen más de un siglo de vida: el invento de un niño de 11 años que cambió nuestros veranos
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Frente a la sofisticación de los helados de crema y sorbetes, el polo o paleta ofrece la versión más informal y refrescante del postre del verano. Mucho más simples y más divertidos, las versiones adultas actuales no le quitarán nunca ese aura inocente que nos conecta con tantos veranos de la infancia. Y fue precisamente un niño de 11 años quien inventó los polos de hielo hace ya más de un siglo.

Fue, como tantas genialidades creadas por el ser humano, fruto de la pura casualidad. Corría el año 1905 cuando un chavalín llamado Fran Epperson, del Área de la Bahía de San Francisco en Estados Unidos, se preparó un refresco casero mezclando unos polvos concentrados de frutas con agua, muy populares entonces. Pero no terminó su bebida, la dejó sobre la encimera de la cocina y se olvió hasta la mañana siguiente.

Había helado tanto aquella noche que, por la mañana, se encontró un dulce bloque de hielo con la cuchara incrustada. Curioso, lo sacó del recipiente y, como había empezado a derretirse, se lanzó a chuparlo directamente a lengüetadas. Quedó tan entusiasmado que repitió rápidamente el experimento y no tardó en empezar a venderlo por su vecindario.

El jovencísimo emprendedor perfeccionó la obra y bautizó su creación como Epsicle, combinando su apellido con el término icicle (carámbano o témpano de hielo). Se hizo tan popular que pocos años después ya ofrecía su producto en parques y centros de ocio cercanos, obteniendo una gran acogida por parte del público de todas las edades. Y como buen visionario, en 1924 registró oficialmente la patente de su frozen confectionery o "dulce helado".

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En la descripción que acompañaba al diseño, Epperson especificaba: "uno de los fines de la invención es proporcionar un método o proceso para hacer un dulce congelado de aspecto atractivo, que pueda consumirse convenientemente sin contaminarse por el contacto con la mano y sin la necesidad de un plato, cuchara, tenedor u otro implemento".

Patente

Persuadido por sus hijos, que llamaban al producto de su padre Pop's 'Sicle ("el témpano de papá"), Epperson lo rebautizó como Popsicle, quedando ya para siempre fijado el nombre en el imaginario colectivo estadounidense. Desafortunadamente para este visionario, su periplo acabó pronto, pues en la misma década de 1920 vendió todos los derechos a la compañía Joe Lowe Co.

La guerra helada por conquistar el mercado

La popularidad del refrescante dulce congelado con un palito se extendió como la espuma por todo el país, ayudada por el auge de la sociedad de consumo y la expansión de nuevos congeladores y frigoríficos más eficientes para uso doméstico. Pero a un producto de tanto éxito no iban a tardar en salirse competidores.

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Ya en 1922 otro icono helado americano había visto la luz, el Eskimo Pie, obra de un inmigrante danés, que convertía la tarta de vainilla y chocolate en un bocado helado individual, y que fue un absoluto éxito. Por las mismas fechas un pastelero de Ohio llamado Harry B. Burt había registrado un nuevo producto, llamado Good Humor Bar, básicamente un polo con forma de barrita, pero con base de leche y cobertura de chocolate.

Una compleja y confusa guerra de patentes y denuncias agitó el mercado en la primera mitad del siglo XX, con otros competidores queriendo llevarse parte del pastel. B. Burt acusó a Joe Lowe de haber copiado su diseño, alegando ser el auténtico pionero, denunciando a la compañía por violación de derechos. La resolución determinó que Popsicle podía vender polos de hielo, y Good Humor Bar haría lo propio con los de crema.

Popsicle

La contienda legal y comercial no quedaría zanjada tan fácilmente, pues Popsicle jugó a estirar los límites del acuerdo al lanzar su línea de "polos de leche", pero toda esta guerra iba a tener una solución mucho más sencilla: la globalización.

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En 1989, el gigante Unilever compró la compañía Popsicle y poco después absorbió también a Good Humor, poniendo fin a décadas de competición por ganarse el corazón del consumidor americano. Unilever ha decidido apostar por mantener el icónico nombre de Popsicle, asegurándose bien los derechos del mismo, y aún hoy permanece como marca comercial con su copyright.

Fotos | Unsplash - Abi Porter - National Archives Administration - Willis Lam
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