El precio de las frutas frescas en Japón llega a cifras que en España nos parecerían impensables, incluso con la subida que hemos experimentado en nuestro propio mercado en los últimos años. Si además incluimos a un comercio tan elitista como el londinense Harrods como punto de venta de las frutas niponas, los números se disparan aún más. Añade el concepto de exclusivo, como provenir de Fukushima, y ya tenemos el cóctel capitalista absurdo perfecto.
Es lo que ha sucedido estos días con la campaña especial de venta de melocotones cultivados en Fukushima, la prefectura japonesa que aún se está recuperando del desastre del accidente sufrido en 2011 en los reactores de la planta nuclear propiedad de la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO). Ha pasado más de una década y aún queda mucho trabajo por delante para recuperar la zona, pero la propia Tepco está intentando devolver la confianza en los productos de la región, una de las grandes productoras y exportadoras de frutas y verduras.
Son varias las frutas japonesas que se producen y venden como si fueran verdaderas joyas, una suerte de caviar vegetal a precios desorbitados que muchos restaurantes, hoteles y tiendas de lujo no dudan en importar para satisfacer a sus clientes más elitistas. El famoso melón más caro del mundo, que se puede probar en España, es un buen ejemplo.
Y si en Reino Unido, donde la población general está sufriendo una grave crisis económica y de acceso de los productos más básicos en la cesta de la compra, hay una tienda elitista, es sin duda Harrods. El centro comercial vive de su imagen exclusiva y no duda en crear nuevas necesidades para sus clientes despreocupados o para los turistas de alto poder adquisitivo que a diario hacen colas en sus instalaciones.
Es Tepco la que lleva tiempo trabajando por exportar cultivos locales de Fukushima, incluso regalando los melocotones como si fueran un valioso tesoro a embajadores y políticos de medio mundo. Son frutas que antes del accidente nuclear ya gozaban de un gran prestigio dentro y fuera de Japón; otras variedades niponas podían llegar a venderse por unos 50 euros la caja de cuatro unidades a principios de la década de 2000. Ahora, en Harrods hay que desembolsar 80 libras por una caja de tres melocotones de Fukushima. Es decir, casi 95 euros. Más de 30 euros por melocotón.
¿Cómo puede una pieza de fruta valer semejante precio? Es pura especulación y postureo, obviamente. Los comentarios de quienes ha podido probarlos coinciden en que están buenos, pero la sensación general es "decepcionante". Algunos clientes incluso consideran que no llegan a tener una calidad mínima para un melocotón corriente, declarando que el fruto "estaba duro, sin un sabor que te detuviera en seco y que justificara pagar 2,25 libras por bocado". Qué malas son las expectativas cuando se construyen sobre humo.
El Gobierno británico Gran Bretaña eliminó la última de las restricciones a la importación de productos alimenticios de Fukushima en 2022, un gesto que fue muy apreciado desde el país asiático, pues a la región le está costando recuperarse económicamente de aquel desastre, pese a que muchas de las granjas y campos de cultivo no se vieron afectados por la radiación. Ese mismo año se vendieron melocotones y otros productos de Fukushima en un evento cultural, con gran éxito.
Harrods comenzó a vender los melocotones este pasado fin de semana y tiene previsto seguir ofreciendo estas y otras frutas importadas de Fukushima, como la uva Shine Muscat el próximo octubre. Tepco continúa promocionando los productos agrícolas y marineros de la prefectura por todo el mundo, intentando devolver el prestigio y la confianza en los productores de Fukushima.
Imágenes | IAEA Imagebank - Je.T. - J Driskell - Tepco
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