Este influencer le ha recordado amablemente a un hostelero que cobrar el servicio está prohibido por ley

Un cliente incómodo, un móvil grabando y un aperitivo que nadie pidió: así fue el tenso (pero cordial) desencuentro viral en un asador

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Joana Costa

Editor

Todo iba bien hasta que llegó la cuenta. Y con ella, un suplemento inesperado: 5 euros por un aperitivo que el cliente no pidió. Además de no quererlo a priori, ni siquiera se lo ofrecieron: el pecado fue comérselo.

Así arranca el vídeo viral del tiktoker @cocituber en el Asador Errazki (Madrid), que ha provocado un debate tan clásico como eterno, al margen de la ley, sobre si hay que pagar el cubierto aunque nadie lo mencione si uno se lo come.

La escena la grabó con su móvil en pie sobre la mesa. Pero el punto de ebullición llega cuando el comensal —educado pero firme— pregunta por qué debe pagar algo que no eligió. La respuesta del camarero no se hace esperar: las cosas se hacen así y que este dinero "está dentro de lo que se ofrece como servicio de mesa".

El cliente cuestiona por activa y por pasiva la legalidad de los suplementos ocultos, como este clásico, y el camarero defiende las costumbres cierta vieja escuela como si fueran tradición nacional, y la incomodidad se masca en el aire. ¿El final? Una cuenta sin digerir de 195 euros, de los que 5 sobraban a ojos del cliente, y una comida que se volvió plato del día en redes sociales.

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Dos bandos

La polémica no es nueva, pero sí lo es su eco en TikTok: unos defienden la práctica como habitual en muchos restaurantes en una actividad que se hace con todo el derecho del mundo ("acaso a los restaurantes no les cobran el pan"); otros ven en ella una trampa encubierta con servilleta de tela.

Después de 195 euros gastados en comer, seguramente el problema de fondo no es el precio, sino la falta de transparencia. El debate se sitúa en la legitimidad de si se puede cobrar un aperitivo no solicitado sin informar previamente.

Por el contrario, se plantea si debe el cliente asumir que el pan, el servicio y la sonrisa del camarero cuestan extra. La ley, aunque ambigua, tiende a exigir que todo cargo adicional se comunique de forma clara, con los precios visibles.

Mientras tanto, algunos restauradores empiezan a sentirse acosados por este nuevo género de periodismo gastronómico amateur. Cámaras ocultas, reseñas vengativas y confrontaciones grabadas forman parte del menú habitual en 2025.


Tal vez solo haga falta una cosa: avisar. Porque si algo indigna más que pagar 5 € por un aperitivo no pedido, es no saberlo hasta que ya es demasiado tarde. Especialmente si alguien te está grabando y es un rey de las redes sociales.

Foto | Montaje

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