Efecto rebote en el precio del aceite de oliva. Tras rebajar las expectativas de la cosecha, regresa a esta barrera simbólica

Regresa a la barrera roja de los cuatro euros justo en el momento que el sector comprueba que las predicciones de la próxima campaña no son tan halagüeñas

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Jaime de las Heras

Editor Senior
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Jaime de las Heras

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Con la vuelta al cole y septiembre llamando a la puerta, un clásico del verano repunta con los amagos de precio: el aceite de oliva. Tras un 2025 tranquilo para el consumidor, pero no para el productor, el oro líquido regresa a guarismos que hacen entrever un cambio de tendencia en su precio en origen que, dependiendo de las condiciones climatológicas, puede marcar la pauta para que a finales de año veamos cómo repunta.

Después de meses en los que el precio se mantuvo contenido, el mercado ha dado un giro inesperado. El aceite de oliva virgen extra en origen ha superado de nuevo la barrera de los cuatro euros por kilo. Un umbral que no es solo simbólico, sino también clave para la rentabilidad del sector. Esta cifra no se alcanzaba desde finales de 2024, según coinciden distintas fuentes.

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Los datos más recientes, correspondientes a la semana del 18 al 24 de agosto, indican que el precio del virgen extra ha escalado hasta los 4,001 euros por kilo. Mientras tanto, el aceite virgen se ha situado en 3,53 €/kg y el lampante en 3,29. Estas cifras han sido recogidas por ASAJA-Jaén a partir del sistema Poolred, y también coinciden con las del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, que refleja valores similares.

Aunque el precio en los supermercados bajó ligeramente en junio —el IPC marcó una reducción del 3,1 % respecto al mes anterior—, el coste sigue muy por encima del que se registraba hace un año. Sin embargo, esta reciente subida en origen no se veía desde hace bastante tiempo. Desde principios de 2025, el virgen extra se había mantenido por debajo de los cuatro euros, fluctuando en torno a los 3,5 €/kg. Según la plataforma InfaOliva y otros informes del sector, no se superaba esta barrera desde diciembre del año pasado.

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El significado de este repunte va más allá de la estadística. Para muchos agricultores, los cuatro euros marcan la línea mínima que permite cubrir costes y obtener rentabilidad. Aunque hay quienes consideran que la cifra real debería situarse más cerca de los cinco euros por kilo, lo cierto es que durante meses han estado recibiendo precios muy por debajo de ese umbral.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ya había denunciado en mayo que los agricultores cobraban menos de 3,5 €/kg por el virgen extra, mientras los consumidores pagaban entre cinco y seis euros por litro. Según sus cálculos, el precio justo en origen debería haber oscilado entre 5,55 y 6,14 €/kg.

Lo que está empujando esta subida de precios es, sobre todo, la evolución de la campaña actual. Aunque las lluvias de primavera sembraron expectativas optimistas entre los grandes operadores, la situación ha cambiado. A medida que avanza el verano, las previsiones se van moderando. La falta de lluvias suficientes durante el mes de septiembre podría complicar aún más el panorama, lo que genera inquietud entre los productores.

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En comunidades clave como Andalucía, que lidera la producción nacional, ya se habla de una cosecha bastante menor de lo que se preveía. En julio, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) advertía de que las estimaciones estaban bajando. Calculaban entre 950.000 y 1,15 millones de toneladas en esta región, aunque todo sigue dependiendo del comportamiento del clima en las próximas semanas. Las altas temperaturas en la floración, las olas de calor, la incidencia de plagas y la vecería de los olivos son algunos de los factores que han afectado a la producción.

A nivel nacional, UPA estima que la campaña 2025/26 podría quedar entre 1,2 y 1,4 millones de toneladas. Eso representa un descenso en comparación con lo esperado meses atrás, cuando el optimismo era notable tanto en Andalucía como en Castilla-La Mancha.

Pese al alza de precios en origen, las ventas no se han frenado. De hecho, ASAJA Córdoba destaca que en julio se vendieron 147.000 toneladas de aceite de oliva, una cifra récord para ese mes en los últimos diez años. El volumen de existencias de enlace —es decir, el aceite que queda disponible entre una campaña y otra— se sitúa en torno a las 270.000 toneladas, un nivel bastante ajustado que también influye en los precios.

También habría que comprobar cómo afecta al mercado la promesa gubernamental de retirar aceite del mercado en caso de precios bajos, como se anticipó a finales de junio cuando se presuponía una muy buena campaña para 2025/2026.

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En el horizonte, aunque está por ver cómo se va a comportar el mercado, hay ciertos fantasmas que hacen temblar el sector, aunque lo más probable es que, de momento, solo estemos hablando de una corrección sistémica en un escenario de poca oferta (cada vez queda menos aceite de la campaña anterior) y una demanda que se mantiene estable, lo que propiciaría el repunte de precios. Sea como fuere, habrá que mirar al cielo y comprobar si el precio del aceite vuelve a ser tendencia.

Imágenes | iStock

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