El bulgur no es precisamente un ingrediente recién llegado a nuestros mercados y comercios. A pesar de ello, todavía pasa algo desapercibido en la cesta de la compra más cotidiana, y le cuesta un poco reivindicarse frente a la comodidad del cuscús, la quinoa o la familiaridad del arroz. Antes de lanzarnos a experimentar con él, hay que empezar por lo más básico: ¿cómo se cocina el bulgur?
Qué es el bulgur
Repasar la teoría elemental nunca viene mal como primer paso previo a encender cualquier fogón. Bulgur es el nombre que recibe una forma específica de procesar y presentar los granos de trigo, más fáciles y rápidos de cocinar que el cereal de grano entero, pero menos procesado que el cuscús, también elaborado a partir del mismo cereal.
El bulgur, más concretamente, es trigo integral que conserva gran parte de sus capas externas, partido para reducir su tamaño y parcialmente precocido. Según la marca, puede ser más refinado o con un grosor más o menos grueso, aunque en general se mantiene un calibre estándar regular y común, el típico que se emplea para hacer, por ejemplo, tabbouleh o tabulé tradicional.
Por tanto, es un alimento vegetal, con gluten, con gran contenido en fibra y que también aporta proteínas vegetales, vitaminas del grupo B y minerales como calcio, fósforo o hierro. Es energético, rico en carbohidratos, pero estos son complejos y de liberación lenta, que favorecienco la saciedad y evitando los picos de azúcar en sangre.
Aunque existen otros productos naturales elaborados a partir del trigo, al hablar de bulgur nos referimos específicamente a los granos integrales partidos y precocidos, diferenciándose así del trigo 100% integral, el trigo tierno o el cuscús.
Cómo cocinar y preparar el bulgur
Ya hemos mencionado que el bulgur puede presentar ligeras variaciones según la marca o productor, por lo que siempre es importante leer bien las indicaciones del paquete que vayamos a adquirir, o consultar al vendedor en el caso de tiendas a granel.
En general, el bulgur requiere una cocción corta, semejante al arroz vaporizado o de grano largo, diferenciándose del cuscús que solo necesita rehidratarse muy brevemente. Se calcula el doble de volumen de agua o caldo que de bulgur, alrededor de 1 taza de 250 ml para servir a 2-4 personas, según la receta.
Hay dos opciones: cocerlo tapado a fuego muy lento unos 12 minutos, dejándolo destapado 10 minutos más fuera del fuego para que pierda toda la humedad, o simplemente mantenerlo tapado con el agua recién hervida hasta que esté tierno y sin rastro de líquido.
La vía alternativa simple es llevar a ebullición abundante agua salada, cocer el bulgur hasta que esté al punto deseado, y escurrirlo como si fuera pasta. Con este método no hay riesgo de quedarse cortos o pasarse de líquido. Recordemos que las proporciones y tiempos pueden variar según el tamaño de los granos.
Calentar el agua o caldo en una olla ancha, cazuela o cazo de tamaño medio, añadiendo sal al gusto si se utiliza solo agua. Una vez esté hirviendo con alegría, añadir el bulgur, remover, bajar el fuego al mínimo y tapar.
Cocer durante el tiempo indicado en el paquete, o unos 15 minutos máximo. Destapar y comprobar el punto del trigo removiendo con un tenedor. Dejar reposar destapado unos minutos más si fuera necesario, con el fuego apagado. Dejar enfriar o usar a conveniencia.
Recetas y platos para utilizar el bulgur
Una vez cocido en su punto y debidamente escurrido, el bulgur se puede emplear como si fuera cualquier otro grano o cereal. Es mucho más sabroso que el arroz cocido sin más, y también que el cuscús o la quinoa, habitualmente más sosa si no se condimenta o acompaña bien.
Recomendamos dejar el bulgur lo más al dente posible, para conservar mejor esa textura ligeramente crujiente y un mejor sabor que recuerda a los frutos secos. Así, además, podremos saltearlo, hornearlo o incorporarlo a guisos, sopas y potajes, si bien también es posible echarlo directamente a estas cazuelas en crudo, para cocerlo con el caldo y los demás ingredientes.
Es un producto estupendo para aliñar y combinar con especias y hierbas de todo tipo, convirtiéndose así en una buena guarnición, muy versátil, o base de ensaladas frías y templadas. El tabulé tradicional es el plato más popular, pero podemos añadir todo tipo de ingredientes al gusto, ya sean de inspiración árabe o asiática, mediterránea o latina.
Al ser más sabroso, nutritivo y con mejor textura que otros granos, nos gusta mucho emplearlo para rellenar verduras, especialmente si son grandes como unas berenjenas o pimientos. Combina de maravilla con las legumbres, sumando así proteínas vegetales que convierten el plato vegetariano en una comida nutricionalmente muy completa, y es ideal también para formar masas al estilo de albóndigas, tortitas, medallones o hamburguesas veganas.
Otra forma interesante de probarlo es en sustitución de los copos de avena al estilo porridge o gachas, calientes o frías, con frutos secos, yogur, fruta fresca, canela o vainilla, leche o bebida vegetal, etc.
- Tabulé o ensalada libanesa tradicional
- Ensalada colorida de bulgur
- Berenjenas rellenas con bulgur y queso ahumado San Simón da Costa
- Calabacín luna relleno de bulgur con calamares
- Lentejas verdes
- Kibbeh de lentejas rojas y bulgur con calabaza
- Bulgur con manzanas al curry
Fotos | Marco Verch - ajay_suresh - Meal makeovers moms - bluumwezi - arehana
En Directo al Paladar | Saber cómo cocer pasta correctamente puede marcar la diferencia: y estas son las seis claves para que quede perfecta
En Directo al Paladar | Así de fácil es hacer chucrut casero, la col fermentada que es perfecta para acompañar asados (y mucho más)