Muchas veces hemos oído esa máxima para llevar una dieta sana y equilibrada en la cual debemos consumir al menos cinco raciones de frutas y verduras al día. La batalla verde se libra siempre hablando de calabaza, calabacín, zanahoria, puerro, apio, repollo, tomate, coliflor, brócoli… Es decir, aquí podéis poner a todo el reparto de Los Fruittis sin problemas, pero sin embargo la patata queda fuera de la ecuación entre raciones y repartos 'verdes'.
Más allá de que el concepto raciones puede ser un poco ambiguo, porque siempre hay frutas que se consumen por unidad y también hay hortalizas que pueden ser complejas de comer o de medir si tenemos que hablar de raciones (150 gramos de verdura cruda, limpia y pelada), porque muchas veces van a venir disimuladas en otras preparaciones donde no sabemos si realmente los podemos considerar una ración o no.
Esto nos va a pasar a menudo con un sofrito, con las cremas de verduras, con las sopas con verduras, con los purés y con otras preparaciones en las que las verduras van como guarnición o acompañamiento y donde a veces no van a resultar tan abundantes como para considerarlo una ración.
Sin embargo, nuestra adorada patata sufre un cierto desplazamiento en el mundo hortalizas y mundo vegetal, donde no podemos calibrar que la patata sea un ingrediente nutricionalmente hablando similar a esas verduras u hortalizas y donde damos por supuesto que nadie entiende que cuando hablamos de cinco raciones de frutas o verduras, entienda que la patata equivale a una de esas raciones.
¿Por qué este descrédito patatero? Pues ni más ni menos porque la patata, por su composición, está mucho más cerca de las pastas y de los cereales que de las propias verduras hortalizas porque aporta una gran cantidad de hidratos de carbono, que es justamente lo contrario lo que suele suceder con el resto de verduras hortalizas, que son residuales en este tipo de macronutrientes.
Por qué no consideramos una verdura a la patata (nutricionalmente hablando)
El drama de la patata, que es particular, está en que es un alimento rico en almidón, por lo cual se asocia más a un consumo similar de cereales, que de otro tipo de verduras. De hecho, es muy habitual que dentro de los carbohidratos se tengan mayor estima nutricional a cereales integrales, legumbres, y a verduras sin almidón antes que a las patatas.
Esto pasa sobre todo porque la patata tiene un elevado índice glucémico, es decir, su consumo eleva el azúcar en sangre de forma relativamente rápida en comparación a lo que sucede con otras verduras, hortalizas o frutas.
Asociándolo de esta manera mucho más a las pastas, harinas y derivados de cereales que a las hortalizas. Sin embargo, como es evidente, a nivel orgánico, las patatas son verduras, pero nutricionalmente no cumplen la misma función.
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Este mismo dilema además lo perciben otros tubérculos como puede ser el tupinambo, la yuca (mandioca) o el propio boniato (camote o batata), que también son verduras hortalizas con una gran cantidad de almidón y por tanto no entrarían en la misma categoría nutricional que el resto de verduras.
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