La salsa de tomate casera no tiene ni punto de comparación con la industrial. Además de poder adaptarla a tu gusto, es súper fácil de hacer, pero a veces queremos tomar atajos que nos pueden arruinar el resultado. A la hora de cocinar esta salsa básica de cocina, mantén bien alejadas las batidoras o cualquier robot eléctrico.
No estamos haciendo sopa, ni gazpacho, ni un batido o smoothie. La receta de salsa de tomate se prepara cocinando sin prisa buenos tomates maduros o en conserva y algunos ingredientes más opcionales, como cebolla, ajo, alguna otra verdura o hierbas aromáticas, además de aceite de oliva virgen extra y sal. Cada uno tiene sus trucos y toques personales, y depende de para queremos usar la salsa, pero lo que sobra es meterle la batidora.
Es un error común que comenta la experta en cocina italiana Lidia Bastianich, a menudo provocado por las prisas, también frecuente entre quienes prefieren una salsa muy fina y sin tantos grumos. Pero si trituras la mezcla de tomate cocinado con una batidora tipo minipimer, con batidora de vaso o cualquier robot, solo estarás metiendo aire y estropeando la textura y el color.
Tendrás una salsa de tomate pálida y rosada, en lugar de ese precioso color rojo brillante tan característico. Y tampoco es muy interesante dejar finísima la textura de una salsa, menos aún si queremos emplearla para acompañar pasta o pescado. Los tomates se machacan a mano con la espátula o cucharón, y, como mucho, se pasa todo por el pasapurés.
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