Las recetas de postres exprés con muy pocos ingredientes no siempre son de fiar cuando se hacen virales, pero esta tarta venía con garantía de una buena amiga y sabía que no podía fallar. Desde que la probamos en casa hace ya unos años ha caído varias veces más, pues es facilísima y realmente te saca de un apuro cuando no te quieres complicar.
Solo tres ingredientes son los que lleva la tarta de chocolate blanco y queso, un pastel ligerísimo en cuanto a su textura, esponjoso y suave, con el punto perfecto de dulzor ya que no hay que añadir azúcar ni edulcorante. Salvo que tengas el paladar demasiado acostumbrado a los postres extra dulces, claro. En mi opinión, no requiere nada más que la decoración que te apetezca, por ejemplo con fruta fresca.
No tienes más que batir la misma cantidad de chocolate blanco derretido con queso crema tipo Philadelphia a temperatura ambiente y tres huevos de tamaño L. Lo ideal es separar las yemas de las claras, para montar las claras a punto de nieve y lograr esa esponjosidad de nube que buscamos.
A veces le he dado un toque de vainilla, otras ralladura de limón -muy recomendable- y me gusta servirla fresquita con compota de arándanos o unas fresas si están en temporada, y el coco rallado también le va genial como cobertura. Es tan versátil como fácil.
En DAP | Receta de tortitas soufflé
En DAP | Tarta de queso japonesa