Me gusta tener siempre algún postre casero, así que cuando me da pereza preparar una tarta siempre me decanto por postres individuales, aparentemente más fáciles y rápidos, como este pudding de chocolate negro que hice este fin de semana.
El pudding en esta ocasión lleva una base similar a lo que es una crema pastelera, pero con la fuerza del chocolate negro que lo llena de sabor. En esta receta utilizaremos solo las yemas, pero no tiréis las claras, pues podréis usarlas para preparar otro postre de aprovechamiento.
En un cacito, calentamos la leche a fuego medio hasta que comience a querer hervir. Retiramos del calor y reservamos.
En un bol mezclaremos juntos las yemas de huevo y el azúcar removiendo con unas varillas hasta que estén unidos los ingredientes. Añadimos la maicena y el cacao en polvo, la cucharadita de café y 100 mililitros de la leche caliente, removiendo hasta que formemos una papilla. Removiendo constantemente añadimos esta papilla a la leche caliente y volvemos la preparación al fuego.
Cocinamos la crema durante cinco minutos aproximadamente o hasta que comience a hervir, todo a fuego medio. Cunado haya espesado pasamos la mezcla para un bol y le añadimos el chocolate troceado, removiendo hasta que se disuelva en la crema caliente. Repartimos en ramequines y dejamos enfriar durante dos horas antes de servir.
Con qué acompañar el pudding de chocolate negro
Este pudding de chocolate negro es un postre muy sencillo, y con el que podemos disfrutar de manera rápida cuando tenemos un antojo, aunque se ha de permitir un rato de reposo en frío antes de tomarlo. Yo lo suelo servir con frambuesas, que con su sabor ácido contrastan a la perfección con la densidad del chocolate, refrescando así la crema.