No es que sea una fanática de la carne, pero como desde muy pequeña me acostumbraron a comer de todo, sigo con las mismas costumbres, y por ejemplo, de vez en cuando hago esta receta de hígado encebollado, una receta tradicional de casquería como son las mollejas, la asadura de cordero encebollada o las crestas de gallo guisadas.
Es la forma que más me gusta para prepararlo, ya que si no por sí solo resulta muy soso y bastante fuerte, y con cebolla se enmascara un poco el sabor, que a no todo el mundo gusta. Como es muy sano y una gran fuente de hierro, esta es la forma que mejor nos resulta para comerlo en casa, muy similar a los higaditos de pollo que sirven en los bares, y que ya me gusta tanto como las mollejas de ternera guisadas.
Cortamos la cebolla en aros más bien finos. Los pochamos a fuego más bien bajo en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra. Escurrimos bien y reservamos mientras hacemos el hígado.
Cortamos los filetes de hígado en trozos irregulares del tamaño que nos convenga. Los untamos con el diente de ajo pelado y abierto a la mitad. Salamos y rebozamos en pan rallado. También podemos hacer un majado de perejil y ajo y untar los filetes si queremos darles más sabor.
Los freímos en aceite de oliva, escurrimos y colocamos en una cazuela. Echamos la cebolla pochada por encima y rehogamos el conjunto durante tres minutos. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar el hígado encebollado
Esta receta de hígado encebollado hay que prepararla al momento, cuando vayamos a consumirla. Como mucho podemos tener la cebolla pochada con antelación, aunque como no cuesta nada de trabajo normalmente lo hago todo a la vez.
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