Tenemos ligado el concepto de pollo asado a días de fiesta, celebraciones, domingos en familia y ocasiones especiales. En sí mismo es un plato que se presenta como un festín, y que además requiere dedicarle algo de tiempo, aunque nuestra receta de pollo al horno favorita sea muy sencilla. Claro que podemos hacerlo aún más fácil con otro método mucho más rápido que no exige pasar horas en la cocina.
Un factor importante es olvidarse de rellenos, marinados, salmueras, adobos, salsas o aderezos extra. Esas recetas están muy bien para cuando tenemos tiempo y ganas de hacerlas, pero si te apetece cenar o comer pollo asado cualquier día de la semana, sin más, no hace falta complicarse tanto. Cinco minutos de preparación son más que suficientes antes de hornear y dejar que el electrodoméstico haga su magia.
Hemos descubierto este método gracias a Daniel Gritzer, quien lo ha bautizado como lazy roast chicken, pollo asado perezoso o para vagos. Solo necesitas, además del pollo, aceite de oliva virgen extra u otra grasa —aunque Gritzer prefiere un aceite neutro—, y sal. La pimienta negra es totalmente opcional, pero innecesaria.
Lo único importante para que salga realmente bien es secar a conciencia todo el exterior del pollo, una vez lo tengas sobre la bandeja o fuente de asar y limpio de vísceras, con papel de cocina. Después, hay que cubrirlo con una cucharada de aceite, masajeando la piel y los recovecos con las manos limpias, para terminar de salarlo bien por todas partes, incluyendo el interior. Y ya está. Listo para introducir en el horno, que además no tienes ni que precalentar.
Es la otra clave de este método rápido: se empieza horneando en frío. Ya sabemos que no siempre es necesario esperar a que el horno se precaliente, y en esta técnica además ayuda a cocinar mejor el ave. Mete la fuente y enciende el horno a 220ºC; así el pollo se va cocinando poco a poco por dentro a medida que va cogiendo temperatura, y finalmente se dora por fuera cuando el aparato alcanza esa temperatura alta. La piel quedará caramelizada y crujiente, y la carne tierna y jugosa.
Un ejemplar de unos 2 kilos tardará unos 45 minutos en total, pero es mejor comprobar que está listo con un termómetro de cocina; estará listo cuando la parte más gruesa de la pechuga alcance los 65 ºC, y la zona cercana al hueso de los contramuslos llegue a los 75 ºC. Saca la fuente, espera al menos 10 minutos antes de cortar y servir.
Y si quieres añadir más elementos a la bandeja, es totalmente opcional y según el tiempo del que dispongas. Nunca viene mal asar el pollo con unas verduras, patatas o fruta de temporada que le dará más sabor, como manzanas, membrillos o naranjas cortadas en rodajas.
Imangen | Freepik/valeria_aksakova
En DAP | Recetas de pollo en salsa
En DAP | Recetas de pechuga de pollo