Creo que no se puede morir —creo, aviso— de sobredosis de gazpacho. No se han diagnosticado casos, pero he de admitir que a veces en verano llego a pensar que tomar más de dos litros de gazpacho al día no puede ser especialmente sano.
Sin embargo, más de un día —y más de dos— lo hago y casi convierto el gazpacho en mi único alimento cotidiano. Fácil, rápido y ligero, la reina de las sopas frías andaluzas es el puerto al que amarrarse sin compasión en los días que el calor aprieta.
Sin embargo, si tengo tomates decentes y un poquito más de tiempo, me gusta hacer esta ensalada tibia en la que el tomate vuelve a ser el protagonista. Se resuelve en apenas 20 minutos y es perfecta además para dar salida al queso fresco que tengáis por casa.
Oficialmente es un salteado de maíz, queso feta y tomate con albahaca, aunque tiene visos de ensalada y además nos da opciones a que en él entren y salgan las hortalizas, aromáticas o quesos que queráis. En las primeras, podéis meter calabacín o berenjena, que también le irá bien.
Respecto al queso, a voluntad. En este caso, el queso feta le va bien porque da un toque salino y además tiene una textura interesante, pero también podríais meter burrata, mozzarella o el típico queso de Burgos. Respecto al tomate, también a voluntad. De hecho, os recomendaría que cojáis diferentes variedades para ir jugando con texturas, sabores y dulzor, a lo que también contribuye la albahaca.
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También podríais añadir orégano, menta o hierbabuena, mejor en fresco. En seco, si queréis, también le iría bien el romero o el tomillo, aunque tienen un perfil más contundente que quizá no haga tan refrescante el plato.
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