Los arándanos rojos secos aprotan un toque delicioso a la masa de estos ricos panecillos, y combina muy bien con las especias creando una masa muy aromática. La calabaza no sólo los de un precioso color naranja, sino que también los hace muy tiernos. Para un mejor resultado, es recomendable elaborar el puré de calabaza con antelación y así dejarlo escurrir bien para eliminar la mayor cantidad de agua.
Mezclar en un cuenco la calabaza con la mantequilla, los huevos, el azúcar moreno y el agua. Añadir la harina, la levadura seca, la sal y las especias. Trabajar todo hasta que quede una textura homogénea. Añadir los arándanos rojos y mezclar bien.
Volcar la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y comenzar a amasar con energía. Si estuviera demasiado pegajosa, añadir harina poco a poco. Continuar amasando hasta conseguir una textura suave, homogénea, elástica y lisa, ligeramente húmeda. Formar una bola.
Engrasar un cuenco limpio con un poco de aceite, colocar la masa y dar unas vueltas para que se impregne. Tapar con film o con un paño húmedo y dejar reposar hasta que casi doble su tamaño, entre una y dos horas.
Deshinchar la masa con cuidado. Cortar quince porciones aproximadas del mismo tamaño y formar pequeñas bolas con cada una de ellas. Resulta más sencillo si pesamos la masa entera, dividimos entre los quince y cortamos cada unidad vigilando su peso. Colocar las porciones en una o dos bandejas de horno, dejando espacio entre cada uno. Tapar y dejar que casi doblen su tamaño, alrededor de una hora.
Precalentar el horno a 200ºC. Pincelar los panecillos con un poco de leche y hornearlos a media altura, bajando la temperatura a 180ºC, durante unos 25 minutos. Deben estar bien dorados y sonar hueco si golpeamos la base. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Para darles brillo, más aroma y conseguir una textura suave, podemos pintarlos con mantequilla cuando todavía estén calientes.
Con qué acompañar los panecillos
Estos panecillos de calabaza con arándanos rojos son una delicia por sí mismos, gracias a las especias y la fruta. Al no ser demasiado dulces tienen la ventaja de que combinan muy bien tanto con dulce como con salado, con una buena mermelada o un poco de jamón y queso. Lo mejor es degustarlos recién hechos, así que si no sois muchos en casa los podéis congelar sin problemas una vez se hayan enfriado.
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