Primas hermanas de los picos camperos y los colines, las regañás andaluzas son uno de los panes más conocidos de nuestro país, perfecta compañía de todo tipo de aperitivos y de recetas tan ilustres como la ensaladilla rusa o las papas aliñadas.
Hacer en casa esta receta es muy fácil hará que vuestra casa se llene de aires de un obrador que podría estar en el mismo centro de Sevilla, de Córdoba o de Andújar que podréis utilizar para un montón de recetas y que sorprenderán a vuestros invitados.
Como en otras recetas de panes que os hemos traído, es importante que para hacer unas regañás contemos con una buena harina y, en este caso, además vamos a apostar también por una masa madre muy fácil que os valdrá para otras preparaciones como estos grissini italianos o este pan de pita.
La gracia de las regañás, de las que no conocemos el origen del nombre, es que queden bien finas y crujientes, así que por eso es importante que tengan los puntitos tan identificables de su superficie y que, si se nos rebelan en el horno, las volteemos para que no se comben y queden abombadas.
Preparamos la masa madre el día anterior mezclando todo y dejamos fermentar en un bol tapado con un paño húmedo durante al menos 12 horas.
Al día siguiente mezclamos todos los ingredientes y amasamos durante cinco minutos y luego dejamos reposar 10 minutos.
Volvemos a amasar cinco minutos y estiramos con un rodillo hasta que tenga un centímetro de grosor. Doblamos en forma de tríptico y volvemos a estirar. Hacemos esto tres veces hasta que la masa esté refinada y sedosa.
Dividimos la masa en bolas de unos 40 gramos y las boleamos, dejándolas fermentar tapadas durante 3 horas.
Pasado ese tiempo, enharinamos la mesa, estiramos cada bola con el rodillo hasta tener una elipse de un milímetro de grosor y rápidamente pasar a papel vegetal y hacer múltiples punzadas con un tenedor.
Con el horno precalentado a 190 ºC con calor arriba y abajo, sin ventilador y sin vapor horneamos unos 12 o 14 minutos por tanda. Si se comban mucho, se les puede dar la vuelta a mitad de cocción.
Cuando estén listas, las sacamos, dejamos atemperar y ya podemos consumir
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Cómo utilizar las regañás caseras
Para acompañar un gazpacho, un salmorejo, una porra antequerana o un ajoblanco, pero también un puchero o directamente con un poco de jamón ibérico o unas cuñas de queso, estas regañás pueden estar presentes en cualquier aperitivo que te propongas.
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