Es discreta la frontera que separa a los purés de las cremas de verduras, pero podemos aventurarnos a decir que las primeros no llevan ningún tipo de lácteo, mientras que las segundas suelen incorporar nata, quesitos o algún otro lácteo para 'engordar' la fórmula.
Lo que sí es cierto es que un buen puré de calabacín no entiende de calendarios, de horas y nos permite apañar un primer plato muy reconfortante tanto en verano como en invierno, además de ser una forma perfecta de comer verduras sin dificultad, todo un clásico de las recetas con calabacín.
Para nuestra receta no vamos a complicarnos la vida y aún así veréis que se puede hacer un puré muy sabroso con poquísimos ingredientes, donde podéis añadir algo de encanto extra a vuestro gusto con, por ejemplo, aromáticas como el eneldo, la albahaca o la hierbabuena, que realzan el sabor campestre de este sencillo puré.
Como es lógico, aunque no se trate de una crema, también podéis agregar a la mezcla algún queso que funda bien y que os guste para que espese el resultado o añadir —o quitar— algunas de las hortalizas que os proponemos, aunque con ellas queda perfecto.
Empezamos lavando bien los calabacines y pelándolos, reservando sus pieles porque luego la vamos a utilizar. Después, picamos la cebolla y el puerro en juliana y los pochamos con el aceite y la mantequilla a fuego suave durante 20 minutos sin que se tuesten en una cazuela más alta que ancha.
Cortamos los calabacines en paisana y los incorporamos a la cazuela, rehogándolos durante cinco minutos a fuego suave. Agregamos el caldo de verduras o el agua, lo justo hasta cubrir y un poco más, y cocemos otros 20 minutos a fuego pausado.
Al final, cuando le quede apenas un minuto y toda la verdura esté más que tierna, incorporamos las pieles, damos un ligero hervor y trituramos toda la mezcla con una batidora de mano. Así conseguiremos dar más color al puré y un poquito más de textura.
Rectificamos de sal y pimienta y servimos bien caliente.
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Con qué acompañar el puré de calabacín
Primer plato más que completo, podemos hacer unos picatostes para dar un poquito de crujiente a nuestro puré de calabacín o añadir algún toque cremoso con nata líquida o, si queremos algo un poquito más fresco, con una cucharada de yogur griego batido con un puntito de zumo de limón.
De segundo plato, para mantener la tónica ligera de la comida, podríamos hacer una tortilla francesa o cocinar un poco de pescado a la plancha, como podría ser el caso de esta merluza, que también podemos resolver en pocos minutos y tendremos un menú más que saludable y apetecible sin complicaciones.
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