Si buscas algo ligero y refrescante para esas noches de verano en las que el calor aprieta y lo último que te dan ganas es de comer algo pesado, una sopa o crema fría es la salvación. Son frescas, ricas en vitaminas, de buena digestión y económicas, y no siempre hay que recurrir al gazpacho.
Para hacer la receta de sopa fría de calabacín, solo hay que utilizar la batidora y triturar unos cuantos ingredientes en crudo, y listo. Además, se puede preparar con antelación y dejar reposar en la nevera todo el día, y cuando llegue la hora de cenar, solo tienes que servirla.
Es genial para esas cenas improvisadas con amigos para servir como entrante en vasitos con semillas por encima, también como plato principal junto a, por ejemplo, una ensalada de garbanzos agridulce y rebanadas de pan para una comida más completa.
Más allá de sus ingredientes básicos, el calabacín y la leche de coco, que como fuente de grasa aporta consistencia y un toque dulce, se presta a la incorporación de nuevos ingredientes que pueden realzar el resultado final. Desde hierbas como la menta fresca o el eneldo, hasta unas cucharadas de yogur natural e incluso un queso feta desmenuzado, o en su defecto el tofu feta para los veganos, pueden transformar la experiencia.
Aprovechando que la temporada de calabacines coincide con los meses de verano, esta versión tiene como protagonista a la hortaliza en todo su esplendor. El calabacín es un gran aliado en verano, por su alto contenido de agua (95%) lo hace refrescante y ayuda a mantenernos hidratados. Por esto, no te va a dejar esa sensación de pesadez que tienes después de una cena abundante.
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