¿Cómo son los vegetarianos y veganos en España? ¿Dónde viven? ¿Qué comen? ¿Están sanos? A estas y otras preguntas responde un reciente trabajo elaborado por investigadores españoles que busca desentrañar el perfil medio de la población veggie en nuestro país, y revela datos muy significativos: la mayoría son mujeres jóvenes solteras que viven solas y tienen estudios universitarios.
El estudio, desarrollado entre el Hospital Clínic de Barcelona-Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) y el Consorci d'Atenció Primària de Salut Barcelona Esquerra (Capsbe), ha examinado datos recientes de más de 22.000 personas para determinar la prevalencia y las características de estos patrones alimentarios en la población española, evaluando su impacto en las personas que tienen antecedentes sociodemográficos similares.
A pesar de que su número ha aumentado en los últimos años, las llamadas dietas basadas en plantas, plant-based diets, tanto vegetarianas como veganas, siguen siendo poco comunes en España. Sí ha aumentado el interés hacia ellas al vincularse con las últimas tendencias de alimentación saludable y vegetal, pero sin que se haya producido una avalancha de nuevas personas declaradas como vegetarianas o veganas convencidas.
Hay pocos estudios sobre la población vegana o vegetariana en España. La Unión Vegetariana Española cita, por ejemplo, el que elabora la consultora Latern, y es el más citado en los medios cuando se habla del tema. Según este, en 2023 el 11,4% de la población adulta se identificaba a sí misma como veggie, una cifra que significaba un retroceso respecto al 13% de 2021. El estudio considera veggie a todo aquel que se considere vegano, vegetariano o flexitariano –es decir, que come mayoritariamente verduras, pero no solo y no siempre–, pero es que, además, no se especifica ni muestra ni metodología de la encuesta.
Por ello, parece más de fiar esta nueva investigación, firmada por investigadores españoles, y aceptado en la revista Public Health Nutrition, que revela que tan solo un 0,56% de la población adulta en España es vegetariana o vegana.
Así es la persona veggie en España
Si tuviéramos que materializar todas las características que refleja el vegetariano/vegano medio español en una persona, esta sería una mujer joven, soltera, que vive sola, con estudios universitarios, probablemente afincada en Cataluña, Navarra o las Islas Canarias, con una notable preocupación por llevar una alimentación saludable.
Para dar con este perfil, los investigadores han utilizado datos de la Encuesta Europea de Salud en España (EESE), parte española de la European Health Interview Survey (EHIS). Se trata de una encuesta domiciliaria que se realiza cada cinco años y que recoge información relacionada con la salud de la población residente en nuestro país mayor de 15 años. Son voluntarias, anónimas y extensas, y permiten recoger muestras independientes de distintas regiones españolas. Los últimos datos disponibles son de 2020 y recogen información de 22.072 personas.

En función de sus respuestas, los participantes fueron clasificados como vegetarianos (68), veganos (18) u omnívoros. Debido al pequeño tamaño de la muestra de los dos primeros grupos, los autores han combinado ambos en un mismo perfil de persona veggie, utilizándose el término vegetariano como genérico, identificándose así 86 individuos que seguían una dieta basada en plantas, un 0,562%.
Los autores no identificaron patrones distintos en el estilo de vida general al comparar a los vegetarianos con personas de un perfil socioeconómico similar, más allá de destacar el perfil de mujer soltera, con estudios, que no comparte vivienda. Es decir, no hay diferencias entre la persona veggie y la omnívora en cuanto a consumo de tabaco, drogas, alcohol o práctica de actividades físicas.
Donde sí se revelan notables diferencias es en las zonas geográficas. Hay una mayor adherencia a dietas vegetales en las regiones del noreste del Mediterráneo (Cataluña y Valencia), las regiones del centro norte (País Vasco y Navarra), y las Islas Canarias; en la otra cara, las regiones meridionales y centrales presentan la menor adherencia. "Estas diferencias regionales pueden reflejar disparidades culturales y económicas subyacentes no asociadas con el consumo medio regional de carne por persona, donde Navarra presentaba el mayor consumo de carne", afirman los autores.
La dieta veggie española
La población vegetariana, como cabía esperar, basa gran parte de su dieta en verduras, hortalizas y frutas; el 82,6% las consumía una o más veces al día, frente al 43,9% de los omnívoros. También ingieren más legumbres; el 66,2% de los veggies tomaban legumbres tres o más veces por semana, frente al 33,3% del resto. En cuanto a pan, pasta o patatas, ambos grupos de población consumen prácticamente las mismas cantidades, si bien los vegetarianos apuestan más por cereales integrales o granos completos.
Muchos vegetarianos afirman no tomar nunca comida rápida o dulces
Curiosamente, son también los veggies quienes mostraron una mayor tendencia a responder con un tajante "nunca" sobre la frecuencia de consumo de alimentos poco saludables como dulces, bebidas azucaradas, comida rápida y aperitivos o snacks. Concretamente, un 42% de vegetarianos declaraba consumir comida rápida ocasionalmente, frente al 64% de las personas omnívoras; y solo un 14% reconocía tomar dulces de forma habitual, en comparación con el 33% de los no vegetarianos.
El impacto en la salud
Finalmente, los investigadores buscaban estimar el impacto que pudieran tener estas dietas en la salud general, en comparación con la población omnívora.
Aunque las personas vegetarianas y veganas tienen un mejor estado de salud general que aquellas personas que siguen una dieta omnívora, dentro de su perfil sociodemocrático similar, el estudio revela un importante 'pero' en cuanto a salud mental.
A pesar de compartir estilos de vida similares, las dietas vegetales se asociaron a un mayor riesgo de prevalencia de síntomas depresivos y a una mayor frecuencia de visitas a profesionales de la salud mental. Sin embargo, los autores son cautos a la hora de lanzar conclusiones: "es esencial señalar que la causalidad no puede establecerse basándose en estudios observacionales que no tienen en cuenta el estado de salud mental de base de los participantes".

También se observó una asociación entre la dieta vegetariana y la prevalencia autodeclarada de riesgo de ictus, lo cual concuerda con trabajos previos que revelan hasta un 17% más de riesgo de ictus entre los vegetarianos en comparación con los consumidores de carne. Sin embargo, señalan, otros estudios han apuntado a que las dietas vegetarianas podrían reducirlo. El riesgo de ictus se debe principalmente a las enfermedades crónicas y a factores como la hipertensión, el tabaquismo, la dieta, la actividad física y el consumo de alcohol, que no muestran asociación con las dietas basadas en plantas.
Vegetariano, vegano u omnívoro: todas son dietas válidas
Ante la falsa creencia de que una alimentación vegetariana o vegana es más sana, y que las personas veggies siguen estilos de vida más saludables, los autores lanzan un mensaje claro: el patrón de la dieta no es lo importante.
"No debe presuponerse que los individuos que siguen una dieta vegetariana sean intrínsecamente más sanos o experimenten un mejor estado de salud mental que los que siguen otros patrones dietéticos", afirman los autores.
Los resultados de su estudio evidencian la importancia de dar prioridad a los "comportamientos saludables" frente a los patrones dietéticos específicos a la hora de abordar las preocupaciones de los pacientes en relación con la alimentación y el bienestar personal.
Fuente: Echiburu N, Also-Fontanet A, Sisó-Almirall A, González-de Paz L. Impact of Plant-Based Diets and Associations with Health, Lifestyle, and Healthcare Utilization: A Population-Based Survey Study. Public Health Nutrition. Published online 2025:1-23. doi:10.1017/S1368980025100669
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